jueves, 21 de diciembre de 2017

El poliedro de Loyola

Loyola, el fundador de los jesuitas, es un poliedro de personajes en función de los historiadores y biógrafos (mayoritariamente masculinos): aunque todos han pretendido presentar una biografía última. “El resultado es casi siempre un Ignacio interpretado”. Así lo presenta F.X. Albistur (Ignacio de Loyola, un líder para hoy, 2017), que introduce su reflexión sobre el santo guipuzcoano con un recorrido por la historiografía: el santo sublime y casi inmaterial del primer momento (Ribadeneyra), que merece un monumento como el Gesú;  el personaje en medio de su cultura y de su época que dibujan los historiadores protestantes alemanes, donde se muestra un Loyola maquiavélico, “influyente, estratega y organizador”; o el que pinta Fülop-Miller: un hombre envenenado de una infinita ambición.  Cada historiador se dibuja al dibujar a Loyola.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

La construcción de la historia

En 1993, el profesor Hobsbawn, invitado por la Universidad Centroeuropea de Budapest a proponer la lección inaugural, habla del deber de quien estudia la historia. Por entonces, cuando Fukuyama anuncia la llegada del cielo: (todo sería democracia participativa y economía de mercado), Hobsbawn apuntaba que “…los habitantes del centro y del este de Europa continuarán viviendo en unos países descontentos con su pasado, probablemente bastante desilusionados de su presente y llenos de dudas respecto a su futuro”. En esa situación no es raro que alguien lidere el señalamiento de culpables. Se acentúan los mitos nacionales y se fortalece una identidad que expulsa a los indeseables, a los otros. Pero nunca el pasado responde perfectamente al deseo de los proyectos nacionales identitarios. Sin embargo, la historia se puede construir.

martes, 19 de diciembre de 2017

La larga marcha hacia Europa

En 1959, en España nace el Plan de Estabilización Económica: el final de la autarquía. Para J. Estefanía (“La larga marcha”, 2007), es inicio del camino hacia Europa: su democracia, su protección social y su economía. Tras la transición (1975/85), en la que los Pactos de la Moncloa (1977: un acuerdo de sacrificios) “nos salvan”, llega la Unión Europea. El autor resume: “En este último periodo, España ha experimentado de modo permanente un mayor crecimiento económico que la media europea, una fuerte creación de empleo y un espectacular proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo”.  En verano de 2007, con el desempleo en el 7,9 %, se habla de las “subprime”. Diez años después, el paro está en 16,38%.  En 1977, al firmar en La Moncloa, el desempleo está en el 6 %. ¿Cómo leer esta historia? ¿Cómo encajarla en el futuro soñado?

lunes, 18 de diciembre de 2017

La nación y su historia

Cita MacMillan en “Usos y abusos de la historia” que “…una nación es un grupo de personas unidas por una imagen errónea del pasado y el odio a sus vecinos”.  Explica cómo esto de las naciones es un invento reciente (Siglo XIX), por más que historiadores y eruditos lingüísticos lleven sus orígenes a la edad media. Insiste: “Cuanto más se remonta la historia, más sólida y duradera parece la nación… y más legítimas parecen sus reivindicaciones”. Pero reivindicar un territorio siempre es hacerlo contra alguien. Luego, otros/as especialistas, con menos patriotismo, descomponen el relato fácilmente, sin embargo es muy difícil “hacer vacilar la fe de aquellos que deseen creer” en la nación. Como ejemplo: “No fue la historia la que destruyó Yugoslavia”, pero su manipulación movilizó a los seguidores  e “intimidó a los que no estaban comprometidos”.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Adios al gran relato

El anuncio del final de los grandes relatos en “La condición postmoderna” (1979) de Lyotard  propone la instalación en los pequeños relatos, fragmentados, en el cada día. Si Hegel lee la historia convencido de que en ella se realiza el Espíritu, si Marx la ve como  un camino inexorable hacia la sociedad comunista, si Teilhard de Chardin la entiende como una línea cósmico entre el Alfa y el Omega (Cristo)… Ahora sería sólo una narración propia para cada momento, provisional, efímera, en cada lugar, sin universalismos ni dirección. Lo cierto es que está de moda la Historia. En ella buscamos explicaciones y consuelos para nuestra actuaciones o ejemplos y modelos con los que interpretar nuestro presente.  “Se dice que el fundador de China, el emperador Qin, destruyó todos los documentos anteriores (…) y escribió su propia historia” (MacMillan, 2009).