viernes, 16 de marzo de 2018

De las flechas a los misiles

En una de viñeta cómica, Quino presenta a Mafalda y a Felipe en un museo en el que, sobre imágenes alusivas, reza la leyenda: “Desde el arco de flechas a los misiles balísticos, ¡Cuánto ha cambiado la tecnología!” Mafalda responde: “¡Y qué poco han cambiado las intenciones!” En la segunda mitad del siglo XX, se formula el fracaso del “hombre unidimensional” (Marcuse, 1964).  Por eso, Levinas cuestiona la metafísica y su razón (el empeño en conceptualizar el ser) y propone una metaética que acepte la relación y la responsabilidad como principio único e inconceptualizable de todo pensar. Byung-Chul señala: para salir de la depresión, necesitamos el deseo del otro; necesitamos que el otro nos mire para sentir que no somos todo. El engaño de nuestro tiempo es una mirada digital que no mira. Así nos parece que somos libres, sin los otros.

jueves, 15 de marzo de 2018

Amor riesgo cero


“Dios es amor”, señala San Juan. Erich Fromm, en El arte de amar, apunta a que el amor es una tarea que se puede aprender. No depende tanto del “objeto” de ese amor (la otra persona y sus múltiples cualidades), sino de la competencia para amar (el cultivo paciente de las cualidades que nos hacen capaces de amar). Loyola propone que el amor es un movimiento recíproco entre el amado y el amante. En su mirada, siempre hay un don de gratuidad inicial: Quien me Ama me da todo y hasta me hace capaz de responder en Amor. Levinas nos advierte del error de pensar desde el objeto o desde el sujeto: el dinamismo humanizador es pensar hacia lo Otro, la otredad; nos hace responsables. En “Elogio del amor” (Badiou, 2009) se nos dice que no hay amor “riesgo cero”, por más que Meetic lo use como gancho publicitario.

martes, 13 de marzo de 2018

Morir de éxito


“Se puede morir de éxito”. El triunfo es optimizarse para dar de sí lo mejor. Ahí, la distancia con el producto de mi trabajo desaparece. La explotación es auto-explotación. Byung-Chul, (“La expulsión de lo distinto” 2016) insiste: si no está lo otro, tampoco yo. Me hago mi producto sin dolor, sin explotación aparente, sin opresión. Al final, mi optimización me conduce a la depresión. De tanto optimizarme, dejo de sentir mi cuerpo. Hay en Loyola una sospecha sobre el ángel de luz: no todo éxito, no todo “no dolor”, no toda consolación, no todo “me gusta”, no todo “lo pulido” es belleza y consuelo verdadero. No toda entrega a la visión institucional es crecimiento. Loyola apunta: hace falta un éxodo de sí mismo en el “alabar, hacer reverencia y servir”. Si me optimizo, desaparezco. Si expulso al Otro, yo soy todo. Si soy mi producto, no soy.

Homo homini lupus


La historia está llena de atentados contra las personas. “Homo homini lupus”, clama la ilustración. Levinas apunta que el pensar del ser nos lleva a poner la utilidad en el centro de las relaciones entre las personas. La ontología determina la ética y aquella es sólo el fruto de la racionalidad occidental. Hitler y Stalin son dos ejemplos de aplicación de la racionalidad occidental, son dos buenos ejemplos de una ética nacida de la metafísica. Levinas proclama: “Toda civilización que acepta el ser –con la trágica desesperación que contiene y los crímenes que justifica- merece el nombre de bárbara”. La única salida es una metaética que coloque la responsabilidad con el prójimo y con el prójimo del prójimo como base para cualquier teoría de la justicia. Primero está esa responsabilidad. Ese es el origen del pensar. Lo otro nos lleva al uso de las personas para nuestra utilidad.

lunes, 12 de marzo de 2018

Sabiduría

En 1972, aparece en castellano “La importancia de la Ciencia”, con la firma de C.F. Weizsäcker; un hombre busca una moneda en torno a una farola en la noche, porque allí es donde hay luz (con independencia de que quizás la moneda está en lugar no iluminado). Marina recogió en un solo libro en 2009, “El aprendizaje de la sabiduría”, dos aprendizajes previos: aprender a vivir y a prender a convivir. En el prólogo indica: “La ciencia acota muy bien su territorio y se desinteresa de aquellas zonas del acontecer humano en las que no puede aplicar su método”. La postmodernidad, pretende diluir todo saber en pura conversación. Hoy cabe preguntarse el para qué de nuestro vivir. Pregunta pertinente como humanidad y como individuo. La respuesta científica está acotada. Marina dice: “Vivimos en una situación que nos ofrece grandes posibilidades”.