viernes, 31 de agosto de 2018

Naïr en La Palma: realismo

Nos recuerda Sami Naïr, en lección pronunciada en SC Palma con motivo de la apertura de la Universidad de Verano de La Laguna, unas palabras de Hassan II: “Si no aceptan mis naranjas, tendrán que aceptar mis campesinos”. Lo decía al comprobar que la UE levantaba muros a la importación agrícola desde Marruecos motivada por la Política Agraria Común. Naïr señala que la actual política UE, de cierre de fronteras, no será eficiente frente a las diferencias económicas crecientes y la explosión demográfica del África subsahariana. Señala la necesidad de un doble realismo: el que comprende que el puro levantamiento de muros acabará cediendo y el que entiende que no hay país que pueda abrir sin más las fronteras. Propone una doble política: facilitar el acceso legal y promover un plan de desarrollo realista en África. Realismo es estudio, planificación, asociaciones, dinero.

miércoles, 29 de agosto de 2018

La mujer de Averroes

En la Córdoba del s. XII, Ibn Rusd (Averroes) escribe: “Sabemos que la mujer, en tanto que semejante al varón, debe participar necesariamente del fin último del hombre…”. Asegura que la naturaleza humana es una para hombre y mujer y, por tanto, sostiene que “…las mujeres deben realizar las mismas labores que el varón”. Parte de la experiencia cotidiana y subraya casos concretos: “…cuando algunas mujeres han sido bien educadas y poseen disposiciones sobresalientes, no ha resultado imposible que lleguen a ser filósofos y gobernantes”. Incluso observa cómo la pobreza que acecha a muchas sociedades tiene que ver con el hecho de que “se desconocen las habilidades de las mujeres, porque en ella solo se utilizan para la procreación”. Averroes es un fiel musulmán, escritor en árabe, y uno de los más influyentes en los orígenes de la moderna Europa.

martes, 28 de agosto de 2018

Mortificación


La vida líquida, el continuo fluir, no sólo quita suelo a toda pretensión de permanencia, sino que, además, va rápido. Por eso,  el temor principal que toca a todo ser humano de nuestra civilización es el miedo a quedar obsoleto (Bauman). Lo obsoleto es descartable. La respuestas son múltiples: determinar cuáles son los nuestros, de los que no defendernos (al menos provisionalmente), esforzarnos en excluir a quienes podrían mover nuestra silla y, sobre todo, acelerar, ir más rápido (Byung-Chul Han, “La sociedad del cansancio”, 2010). La adecuación a los cambios exige un ritmo cada vez más rápido. Las TIC no suponen más tiempo para el descanso, sino el aumento de la productividad: hacer más en menos tiempo, ir más rápido. ¿Cómo hacer de la tecnología empoderamiento y participación? Loyola pide: personas capaces de mortificación.

lunes, 27 de agosto de 2018

Sociedades hacia el futuro

Armstrong ve la raíz del fundamentalismo islámico en la modernidad de sus imperios (otomano, persa y mongol): “Los tres eran instituciones prematuramente modernas, gobernadas de manera sistemática y con precisión burocrática y racional”. Sin embargo, se quedaron en un espíritu conservador (del que también los estados europeos de la modernidad son su última expresión) y no culminaron su superación. Pero aquel espíritu fue insuficiente ante los cambios que se produjeron con la industrialización y que orientó a las sociedades hacia el futuro: de la sociedad comercial que se basaba en los excedentes artesanales y agrícolas, se pasó a una industria que ha ido incluyendo la evolución cada vez más acelerada. Las actitudes fundamentalistas tienen buena parte de su origen en esta transición difícil y, para muchos, dolorosa.