jueves, 20 de junio de 2019

La vejez

La muerte como horizonte de sentido es temática reincidente en los tres últimos libros de Simone de Beauvoir. Así lo refleja Cristina Sánchez (“Del deseo al sexo”, 2016): “La vejez” (1972), “Final de cuentas” (1974) y “La ceremonia del adiós” (1981). La muerte no es un hecho natural, puesto que la participación humana lo hace devenir en cultura. Al hablar de la vejez De Beauvoir se muestra a sí misma. Deconstruye una imagen que culturaliza el avance de los años como “tercera edad” para afirmar que, finalmente, la sociedad contemporánea trata a los “viejos” como a parias. Han pasado casi 50 años de aquel libro y se han hecho numerosos avances en gerontología y nuestra esperanza de vida supera los ochenta años. Pero nuestro imaginario cultural se debate entre el ideal de eterna juventud (envejecimiento activo) y la negación (invisibilidad de la vejez que conduce a la muerte). Observamos a diario la muerte como espectáculo (telediario o teleseries) y ocultamos a la persona envejecida limitando cada vez más nuestro estrecho concepto de vida plena.

1 comentario:

  1. No saben cuanto y bueno se pierden, quienes no valoran la Sabiduría escondida en tantos-as como la vida les ha enseñado, que las actitudes y gestos más estimados, han nacido y brotado del corazón humano, allí donde la sencillez se muestra, sin la arrogancia de la apariencia.

    A medida que vamos cumpliendo años, nos damos cuenta de la acción que ha ido haciendo transformadora que el Espíritu ha ido haciendo en nosotros-as, llenándonos de su Luz e irradiándola al mundo que nos rodea.

    La vejez no es fracaso sino triunfo del bien sobre el mal, prudencia y sensatez frente al libre albedrío, Sabiduría acumulada para mejor amar y ayudar a vivir a otros.

    No es tiempo perdido sino ganado, empleado en lograr un mundo mejor.

    Si así lo creemos y actuamos, el corazón será siempre una primavera de AMOR.

    Miren Josune


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