Albert Florensa nos habla del “selfie”: sirve, a su juicio, para medir
el crecimiento del narcisismo. Hemos pasado del “debes” al “no tienes límites”,
del “lucha” al “yes we can”. Muestra a Bauman y su “El arte de la vida”: parece
que todas y todos podemos dar sentido a todo. Un despido a los 54 es “una
oportunidad”. Cualquier sueño puede ser alcanzado. Byung-Chul insiste: acabamos
con personas hiperactivas, fragmentadas, dispersas. Se globaliza la
superficialidad. Lo difícil se positiviza y hay poca tolerancia al hastío, al
fracaso. “La pérdida de la capacidad contemplativa, que, y no en último
término, está vinculada a la absolutización de la vida activa, es
corresponsable de la histeria y el nerviosismo de la moderna sociedad activa”,
sentencia Byung-Chul en “La sociedad del cansancio”, 2012. Volvemos al
enjambre.
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