El amor es política. En términos católicos: la política es forma
relevante de la caridad. Su complejidad asusta y provoca huidas a lo social de
muchas personas llenas de energía política (amor). Badiou (“Elogio del amor”,
2009) apunta que el amor es político cuando muestra “su dimensión asocial, su
costado salvaje, su atracción por la diferencia”. Y concluye: “Por esto, defender el amor en lo
que tiene de transgresor y heterogéneo respecto de la ley es una tarea de este
momento histórico”. Se opone a lo
indentitario, al nacionalismo y al argumento de los míos. Sorprende que una
religión como la cristiana, la del amor, se haya sido respaldo de los nacionalismos
(nacional-catolicismo español y otros evidentes). Francisco alienta al
compromiso político desde el amor, con una máxima: la crisis es crisis del amor
(la ecológica, la social, la política, la económica).
jueves, 26 de abril de 2018
martes, 24 de abril de 2018
El mundo de lo común
Si San Juan (Dios es amor) subraya la trascendencia inmanente del amor,
Fromm (“El arte de amar”) muestra la necesidad de construir la propia persona
para construir Amor. Badiou (“Elogio del amor”) ve el azar del encuentro como
un acontecimiento que tiene que fijarse mediante la declaración. La
declaración, a su vez, debe actualizarse en cada punto: el nacimiento de una
criatura, un cambio en el trabajo, una enfermedad, la compra de una casa, la
aparición de una amistad. El “te amo” que declara debe ir incorporando cada punto.
Eso es el amor. Para Fromm, la persona que ama es la persona que también se ama
y ama a todas y todos: “En ti amo a todas las personas”, nos dice. Por eso, del
amor a la política hay diferencias, pero un sujeto común: la persona que ama.
Badiou precisa: no es el mundo del uno, ni del dos, es el mundo de lo común.
lunes, 23 de abril de 2018
Te amo
Claro que hay un modo de entender el amor que es intercambio y donde el
encuentro se queda en el sexo (o en el contrato con clausulas de
rescisión). Así, probablemente
menosprecie una sexualidad que hace del
encuentro un acontecimiento, del acontecimiento un inicio. El encuentro sucede,
en tantas ocasiones, por puro azar. Incluso el que parece preparado, como en
los matrimonios antiguos concertados por
las familias. “¿Cómo un puro azar, al principio, puede convertirse en el punto
de apoyo de una construcción de verdad?” (Badiou, “Elogio del amor”,
2009). El riesgo del amor consiste en
fijar el azar, en construir verdad de Dos en un mundo que hasta ahora era mar
de navegación de uno. Por eso, el amor se declara, para fijar el azar y asumir
el riesgo. La expresión “te amo” se carga de tal significado que compromete al
destino.
domingo, 22 de abril de 2018
El amor es el mundo del dos
Amar supone encuentro. Es el inicio. Sin dos, no hay amor. Dos es
diferencia. Sin diferencia no hay amor. El acontecimiento del encuentro se da
en la diferencia. Para Fromm, es tan poderoso el encuentro que conlleva engaño:
se confunde con el amor. Enamorarse no es amar, dirá Fromm. Badiou (“Elogio del
amor”, 2009) muestra el encuentro como milagro. Es tremendo. La diferencia
libera energía en el encuentro. Pero el encuentro es todavía del mundo del Uno,
no del Dos. El encuentro es la mirada, la entrega, el goce del uno. Desde el
encuentro, que podría consumarse y consumirse en la misma operación, el Dos
emerge para construir. La diferencia que construye es el mundo del Dos.
Entonces, el amor no es un recubrimiento del sexo, sino una construcción para
la que también trabaja el sexo. Amar hoy supone ir contra la corriente del
dominio cultural del yo.
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