jueves, 2 de agosto de 2018

A correr


Sin capacidad contemplativa, cansados de caminar, corremos. La carrera no es una respuesta contemplativa que rompa de forma creativa la lógica de la caminata, sencillamente, acelera el proceso (Byung Chul Han, “La sociedad del cansancio”, 2010). Nuestro entorno cambia a enorme velocidad. No hay un mandato externo, nadie que imponga un ritmo. Ya no vivimos en un tiempo disciplinario. El liberalismo se reforzó en Mayo del 68 y caducó las normas, los valores culturales y las tradiciones. Quedó libre, disponible para que todo sujeto lo internalice. Hoy todo fluye (Bauman) y en su fluir descubrimos que podemos quedar obsoletos. Primamos el cambio. Ya no es necesaria la orden externa. Cada uno se autoperfecciona, cada uno se autoexplota. Dejamos de caminar y comenzamos a correr. Pretendemos atrapar el tiempo con nuestra carrera.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Mujer extranjera


Presenta el evangelista Marcos una escena sorprendente: una mujer, extranjera para más inri, enmienda la plana al Señor del cristianismo. Él asegura que su misión se circunscribe al pueblo de Israel; ella llama la atención con una metáfora humilde (perros que comen de lo que cae de la mesa de sus amos) sobre la necesidad de una atención más amplia. Una de las señas del cristianismo será su catolicidad, es decir, su universalidad: todos los pueblos, todas las gentes, todas las razas, hombres y mujeres, ricos y pobres. La universalidad del cristianismo no proviene de la herencia de los patriarcas; ya está apuntada en algunas interpretaciones de los profetas; pero se hace narración en esta mujer sirofenicia que corrige al que Juan denominará el “Logos”. El feminismo tiene en la teología un arma cargada de futuro. Ella, extranjera, cambia el relato.

martes, 31 de julio de 2018

El corazón tiene razones

La filosofía es paso del mito al logos. Lo situamos en el entorno de los presocráticos de la antigua Grecia. Sin embargo, como hace notar Nietzsche en “El origen de la tragedia”, con la filosofía convive el oráculo de Delfos y los ritos de Dionisos. El esfuerzo de racionalidad tiene límites. Se habla de inteligencias múltiples y hace medio siglo lo expresó poéticamente Saint Exupery: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Aceptamos que nuestros sentidos funcionan con unas reglas que dejan fuera una parte importantísima de la realidad. Reconocemos patrones, dice la neurociencia. Los principios de la lógica suponen siempre un conocer tematizable y acotado en proposiciones o predicados. Algo no encaja. Sin embargo, la pura apelación al irracionalismo, por incluir lo dejado fuera, expulsa también mucho.

domingo, 29 de julio de 2018

Vanidad


Que el mundo es cosmos (orden) y no caos viene de Grecia (verdad es que cierta tradición bíblica colabora: al principio era un caos, pero el Espíritu aleteaba sobre las aguas). Los griegos y su orden, sin embargo, tienen a Dionisos, que apunta hacia el gozo y el éxtasis, pero también a contradicción y desorden. Nietzsche ve en esta divinidad helena la mejor versión de lo real, lejos de la metafísica y el idealismo alemán. La verdad es que somos nada. Nietzsche asume la conclusión de la tragedia griega (“…un ayer que pasó”, dice la Biblia). Levi-Strauss se vive como inventario contingente de instituciones que han de desaparecer y para las que no quedará siguiera un sujeto de memoria, un arqueólogo de rescate: el mundo comenzó sin el hombre y acabará sin él. Solo borrachos podemos aceptar la verdad. Vanidad de vanidades, todo vanidad.