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lunes, 27 de agosto de 2018

Sociedades hacia el futuro

Armstrong ve la raíz del fundamentalismo islámico en la modernidad de sus imperios (otomano, persa y mongol): “Los tres eran instituciones prematuramente modernas, gobernadas de manera sistemática y con precisión burocrática y racional”. Sin embargo, se quedaron en un espíritu conservador (del que también los estados europeos de la modernidad son su última expresión) y no culminaron su superación. Pero aquel espíritu fue insuficiente ante los cambios que se produjeron con la industrialización y que orientó a las sociedades hacia el futuro: de la sociedad comercial que se basaba en los excedentes artesanales y agrícolas, se pasó a una industria que ha ido incluyendo la evolución cada vez más acelerada. Las actitudes fundamentalistas tienen buena parte de su origen en esta transición difícil y, para muchos, dolorosa.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Mujer extranjera


Presenta el evangelista Marcos una escena sorprendente: una mujer, extranjera para más inri, enmienda la plana al Señor del cristianismo. Él asegura que su misión se circunscribe al pueblo de Israel; ella llama la atención con una metáfora humilde (perros que comen de lo que cae de la mesa de sus amos) sobre la necesidad de una atención más amplia. Una de las señas del cristianismo será su catolicidad, es decir, su universalidad: todos los pueblos, todas las gentes, todas las razas, hombres y mujeres, ricos y pobres. La universalidad del cristianismo no proviene de la herencia de los patriarcas; ya está apuntada en algunas interpretaciones de los profetas; pero se hace narración en esta mujer sirofenicia que corrige al que Juan denominará el “Logos”. El feminismo tiene en la teología un arma cargada de futuro. Ella, extranjera, cambia el relato.

martes, 3 de abril de 2018

Retorno a la tribu

Se puede interpretar el Génesis como la proyección del sueño humano hacia los orígenes; también sus males: ve en el fin del paraíso primigenio el dolor del presente. La actual mirada hacia el pasado, la retrotopía (Bauman, 2017), focaliza nuestro deseo hacia un ideal del pasado. La apertura porosa de los estados provoca que el vecindario se comporte como un mini estado: homogeneizar, controlar y proteger. La vuelta a la tribu (que quizás nunca existió) da mayor control y homogeneidad y marca una diferencia entre nuestra gente y el resto que tranquiliza conciencias y resucita fantasmas en otras. "A medida que la esperanza de progreso desaparece, la herencia nos trae consuelo“, dice Bauman. Como renunciamos a que el futuro se construya por toda la humanidad, tratamos de construirlo acudiendo a la memoria idealizada de nuestra tribu o nación.

martes, 23 de enero de 2018

El asesinato Prince Jones

El asesinato de Prince Jones corretea por las páginas de “Entre el mundo y yo” (Ta-Nehisi Coates, 2015). Es el segundo libro de un joven afronorteamericano que centra su trabajo periodista en el desencuentro racial. El optimismo leería la actual situación racial como mejora respecto a lo vivido en el pasado (Vg.: “La cabaña del tío Tom”, H.B. Stowe, 1.852) y apuntaría convencido a un futuro todavía mejor. La esperanza leería las víctimas olvidadas y las luchas fracasadas del pasado como origen de una libertad precaria, no definitiva, no suficiente que exige mantener el compromiso. Coates escribe a su hijo con el objetivo de que “seas un ciudadano consciente de este mundo terrible y hermoso”. La madre de Jones, asesinado sin miramientos por un policía que fue declarado inocente, lo dice con claridad: “Lo que lamento es que esté muerto”.

miércoles, 17 de enero de 2018

Una tarea pendiente

Quizás se puede decir muy sintéticamente que lo que Moingt SJ plantea es que la historia del Cristo tiene futuro porque todavía tiene un trabajo que hacer en esta historia. Un trabajo que ya se hace en plural. En ese ámbito de fe, Cristo sigue trabajando en lo que hace la comunidad creyente y también en lo que el Espíritu hace dentro y fuera de esa comunidad. Creer es, en realidad, hacer: participar en la actividad liberadora del Cristo. Y esa es la esperanza: “Que pueda darse a la historia un porvenir absolutamente nuevo”. Lejos de Sísifo que repite su historia. Lejos de la pura dialéctica que llama nuevo al resultado del choque entre lo que ya hay. Eso que se llama en términos cristianos Reino de Dios no se construye sobre la ruina de las esperanzas humanas, sino que se añade como don (como gracia). Ernst Bloch lo llamará “principio esperanza”.