La vida
de cada persona es una vida modular (Bauman, “En busca de la política”, 1999).
De ese modo navegamos con eficiencia en un mundo de agrupaciones débiles. Nos
unimos y nos separamos “ad hoc”. La propia familia deja de ser un lugar de
pertenencia para convertirse, paulatinamente, en espacio fluido para entrar y
salir. Se acabaron las coerciones que nos mantenían unidos por un poder de
control internalizado o puramente externo. Asegura Bauman que se trata del
“producto más notable de la sociedad moderna”. Sin embargo, todos estos
atributos tienen una contrapartida: nunca nos sentimos en casa y siempre se nos
somete a una triple condena: “la incertidumbre, la inseguridad y la
desprotección”. No es extraño que la promesa de una patria o una tribu con
significado esté en la raíz de todo fundamentalismo.
jueves, 15 de noviembre de 2018
martes, 13 de noviembre de 2018
La sociedad del conocimiento
Como
primera hipótesis, la sociedad del conocimiento (Drucker en 1969) es una
estrategia de encubrimiento: oculta una globalización desbocada en la que el
empobrecimiento, la deslocalización y el “precariado” se imponen. Como segunda
hipótesis, la sociedad del conocimiento es un paso ulterior del capitalismo que
incorpora el conocimiento como factor de producción (además de la tierra, el
trabajo y el capital). Por eso, los currículos actuales evalúan competencias.
Como tercera hipótesis, la sociedad del conocimiento es una formulación
esperanzada del futuro de la humanidad: “el uso masivo de la tecnología y un
incremento sustancial de la eficiencia productiva” podrían servir para una
sociedad más justa donde ser más felices. Antoni Brey nos introduce en esta
temática en “La sociedad de la ignorancia” (2009). El título toma ya partido
lunes, 12 de noviembre de 2018
El momento ombligo
Quien a
comienzos del siglo pienza que Lady Di es una de las personas más relevantes de
la historia del Reino Unido es fruta de una época que se mira el ombligo. En
conversaciones de salón, siempre hay alguien que asegura que vivimos tiempos
difíciles. Probablemente nunca hubo un periodo de la historia que sus
protagonistas no vivieran como tiempos difíciles. Con una reflexión similar
introduce Daniel Brey el libro de ensayos “La sociedad de la ignorancia”
(2009). Sin embargo, atendiendo a la transformación que nuestra capacidad
comunicativa vive desde la incorporación acelerada de internet y los
dispositivos móviles, Brey afirma que vivimos un cambio diferente que afecta a
nuestra capacidad de conocer y de comunicar lo que conocemos. A ese cambio
atribuye que nuestro tiempo puede recibir el nombre de sociedad de la
ignorancia.
domingo, 11 de noviembre de 2018
¿Dónde estás?
Nuestra
compañía telefónica sabe dónde estamos. Cuando llamo, no sé dónde está mi
interlocutor. Observa Eco que a la pregunta por dónde estás se puede contestar
“justo detrás de ti”. Nos podemos engañar entre hablantes, pero no a la empresa
que triangula nuestra presencia por las antenas o mediante la señal gps. Piensa
Ferraris (y así lo cita Eco) que el móvil nos cambia mediante las posibilidades que
abre (destaca la inmediatez) y las castraciones a las que nos somete (la
pérdida de soledad, el silencio o el momento del no –en términos de Byung-Chul
Han). El móvil pasa a ser instrumento de registro, de creación de hechos
sociales, diferentes a los hechos cosas o a los hechos ideas. El móvil crea
hechos intencionales, pero a distancia, sin presencialidad, de forma habitual y
con la fiabilidad garantizada por el operador telefónico.
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