Como
primera hipótesis, la sociedad del conocimiento (Drucker en 1969) es una
estrategia de encubrimiento: oculta una globalización desbocada en la que el
empobrecimiento, la deslocalización y el “precariado” se imponen. Como segunda
hipótesis, la sociedad del conocimiento es un paso ulterior del capitalismo que
incorpora el conocimiento como factor de producción (además de la tierra, el
trabajo y el capital). Por eso, los currículos actuales evalúan competencias.
Como tercera hipótesis, la sociedad del conocimiento es una formulación
esperanzada del futuro de la humanidad: “el uso masivo de la tecnología y un
incremento sustancial de la eficiencia productiva” podrían servir para una
sociedad más justa donde ser más felices. Antoni Brey nos introduce en esta
temática en “La sociedad de la ignorancia” (2009). El título toma ya partido
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