El marxismo intelectualizado de los años 20 es para el profesor
Horkheimer (Wiggershaus, 1986) un camino a ninguna parte: desalienta cualquier
revolución. Constata que las masas ya no son revolucionarias. De hecho, el
Instituto de Investigación Social ya no se centra en la historia del movimiento
obrero, sino en la búsqueda de una teoría de la sociedad. Horkheimer, en su
despacho de director, da lugar preferente al retrato de Schopenhauer. Pretende
que la salvación del marxismo pasa por su vinculación a las ciencias sociales
(interdisciplinariedad) y a la pasión. El 30 de enero de 1933, Hitler pasa a
ser canciller del Reich con el nombramiento de Hildemburg. El Instituto de
Investigación Social de Frankfurt, germen de la Escuela, debe emigrar a
Ginebra, donde ya está una subsede en previsión de los acontecimientos que
finalmente sucedieron.
jueves, 7 de junio de 2018
El objeto del pensar
El pensar tiene un fin y, a juicio de Horkheimer (Wiggershaus, 1986), no
es el mero desvelamiento de las condicionantes estructurales del propio
conocimiento. Sigue a Marx: se piensa para cambiar la realidad. Al pensar,
debo, por tanto, tener en cuenta la cotidiana lucha de tantos seres humanos que
a vista de la filosofía idealista se han arrastrado por debajo de los temas de
interés. Su mal vivir, su lucha cotidiana es el objeto del pensar. El
pensamiento así desenmascara todo naturalismo de la injusticia y de toda
justificación de un poder consagrado a mantener privilegios. Manheim extiende
el concepto de ideología. Horkheimer protesta: no todo es igual. A su juicio,
engaña quien estructura su pensamiento para defender posiciones de privilegio y
acierta quien lo hace para luchar por las personas dejadas de la mano de la
historia y la sociedad.
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martes, 5 de junio de 2018
Escuela de Francfort
Se les llama “Escuela de Francfort” (Wiggershaus, 1986) y a su hacer
denominamos teoría crítica. Miran hacia Marx y, a su vez, reniegan de su
ortodoxia. Su heredero principal J. Habermas considera que en realidad no se
trata de una escuela y que más que de una teoría podríamos hablar de corrientes
que fluyen, convergen y se separan con quienes firman sus escritos. Teoría
crítica, ¿es pensamiento crítico o crítica del pensamiento? ¿Es crítica de la
razón o razón crítica? Con Marx traen de la mano a Freud: como si hubieran
escrito juntos sus libros y como si la sospecha (social y de las estructuras la
una, psicológica y de las pulsiones la otra) fueran la misma respuesta al mismo
impulso. Es una burguesía de cultura elitista y marginal que quiere asumir la
portavocía de quienes sufren opresión: afirman que lo real no es lo que aparece
y que el poder lo condiciona.
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lunes, 4 de junio de 2018
Comunicación frustrada
A la brecha tecnológica se responde con alfabetización digital. La
tecnología de la comunicación y la información muta en tecnología del
aprendizaje y el conocimiento y afronta rupturas sociales. Nos cuestiona el
ruido (cómo vamos a distinguir las voces de los ecos) y también la extraña
temporalidad de lo digital (rápido y, sin embargo, permanece imborrable en el
buscador de google y en los mensajes que “wasap” socializa). Necesitamos el
señorío sobre nuestros propios mensajes, con profundidad previa y
responsabilidad posterior a la emisión. Necesitamos discernir la pertinencia y
credibilidad del mensaje con emisor anónimo en la red. Al principio era la
Palabra (Juan). La historia posterior muestra que intereses y malos entendidos
pueden frustrar la comunicación, por muy sólidos que sean los contenidos y por
muy sagrados que sean los formatos.
domingo, 3 de junio de 2018
Oficio de consolar
En el discurso ignaciano, la experiencia del resucitado se “muestra por
sus efectos” y responde al “oficio de consolar” (Loyola, “Ejercicios
Espirituales”). Amor es darse a quien se ama y recibir al que se da. Es cosa
recíproca y va más allá de la propia subjetividad. Sin embargo, su lugar
habitual no es el público escenario, sino la intimidad del hogar. Imagina
Loyola un encuentro entre María, la madre, y el Cristo, su hijo. No es un
encuentro con fundamento bíblico –ningún evangelista narra tal encuentro entre
las experiencias del resucitado-. A juicio de Loyola, es de sentido común y
debe darse por supuesto. Llama la atención que ese encuentro tiene lugar en el
ámbito de la intimidad de la Casa. Pasamos así de la enajenación de la tumba a
la intimidad del hogar. Después, a la vida pública se enviará a quien tenga
experiencia del crucificado/resucitado-.
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