La
generación literaria de la Postguerra ve en nuestras ciudades cementerios
organizados: “Madrid es una ciudad de
más de millón y medio de cadáveres (según las últimas estadísticas)”,
canta el autor de “Hijos de la ira” (Dámaso, 1945). Esos cuerpos son, en perspectiva
de Unamuno (padre de todas las preguerras), “también de barro”, como las
paredes de cualquier cementerio. Frankl, arrastrándose helado por los campos de
Auschwitz sobrevive y crece contemplando fugaz el rostro amado: “Sólo el amor
nos salva”, exclama. Joseph Moingt SJ afirma la historicidad actual del Cristo
porque tiene una tarea pendiente, inacabada. Esta tarea es la liberación. No es
el optimismo el padre de la esperanza. Hay en esa palabra algo de pura
innovación inesperada, capaz de hacer de nuestras ciudades algo más que los
datos de las últimas estadísticas.
jueves, 18 de enero de 2018
Esperanza y estadísticas
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miércoles, 17 de enero de 2018
Una tarea pendiente
Quizás se
puede decir muy sintéticamente que lo que Moingt SJ plantea es que la historia
del Cristo tiene futuro porque todavía tiene un trabajo que hacer en esta
historia. Un trabajo que ya se hace en plural. En ese ámbito de fe, Cristo
sigue trabajando en lo que hace la comunidad creyente y también en lo que el
Espíritu hace dentro y fuera de esa comunidad. Creer es, en realidad, hacer:
participar en la actividad liberadora del Cristo. Y esa es la esperanza: “Que
pueda darse a la historia un porvenir absolutamente nuevo”. Lejos de Sísifo que
repite su historia. Lejos de la pura dialéctica que llama nuevo al resultado
del choque entre lo que ya hay. Eso que se llama en términos cristianos Reino
de Dios no se construye sobre la ruina de las esperanzas humanas, sino que se
añade como don (como gracia). Ernst Bloch lo llamará “principio esperanza”.
martes, 16 de enero de 2018
De vuelta a la liberación
J. Moingt SJ, que trata de dar razón de su fe, hace arqueología de los textos sagrados. Anuncia: “Todo comenzó con un rumor: Él volverá”. Nos preguntamos: ¿Por qué nos es pertinente ese retorno para quienes somos del tercer milenio? En “El hombre que venía de Dios” (1994), Moingt responde: ha de volver porque tiene una tarea inacabada: nuestra historia, nuestra humanidad. El también francés, De Chardin SJ, lo hace cosmológico: el que volverá más bien nos atrae hacia Él, es el “omega” y lo es porque de Él provenimos. Es también el “alfa”. ¿Qué hace de este esquema algo más que una autovía entre la cuna y la tumba? Moingt entiende que en él está nuestra liberación, nuestra salvación. Debemos, pues, preguntarnos si las personas del siglo XXI necesitamos alguna salvación. Solo después preguntaremos cómo el Cristo puede ser liberación.
lunes, 15 de enero de 2018
Conocimiento tomista
Para Tomás
de Aquino el conocimiento es de la esencia de las cosas, no tanto de lo que
cada cosa muestra. La imagen de cada cosa concreta se aprehende, pero si la
conocemos es porque captamos su esencia, es el proceso por el que reconocemos
la esencia a lo que llama conocimiento.
Así, la existencia –lo que cada cosa muestra- es posterior a la esencia
de la cosa. Los existencialismos dan la vuelta a esta visión. En realidad,
nuestro existir concreto precede a cualquier esencia de lo que somos. El
hombre, masculino, no es una esencia que concreta en una existencia. Es una
generalización a partir de la experiencia factual de un modo concreto de
existir. El estructuralismo le da otra
vuelta: en realidad cada cosa concreta y su existir fáctico es el resultado de
las relaciones estructurales y rígidas que se dan en nuestro mundo. ¿Volvemos a
Tomás?
domingo, 14 de enero de 2018
¿A quién pertenece el destino?
En un campo de exterminio, Frankl apuesta por el sentido. Asegura que es
el sentido lo que le salva. Si seguimos la pista del Sísifo de Camus, es la
construcción del sentido lo que le salva: “No se descubre lo absurdo sin
sentirse tentado a escribir un manual de la felicidad”. Pero ambos, Camus y
Frankl son de un mundo de piedra y barro, donde el asesinato es visible y la
enfermedad no se oculta en las plantas de paliativos hospitalarios.
Probablemente en la liquidez de la vida actual, una instalación en la
inmanencia puede ser tranquila, plácida, mientras la realidad virtual quita
densidad a la realidad real. El “sinsentido” se confunde con “me-gusta” de
Facebook (Byung-Chul Han). Camus insiste: “Toda la alegría silenciosa de Sísifo
consiste en eso. Su destino le pertenece”.
Los estructuralismos lo disuelven: todo nos pasa, de nada somos sujetos
activos.
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