viernes, 5 de abril de 2019

Identidad e institución


En el siglo I, en la ciudad de Éfeso surge una comunidad cristiana relevante como para aparecer entre las cartas a las Iglesias del Apocalipsis. Es una comunidad minoritaria en una ciudad con otros valores dominantes. Los conflictos se suceden y la comunidad adopta un modo de resistencia. Además, tiene que lidiar dentro con pactos o arreglos impulsados por “falos profetas”. Sus gentes adquieren costumbres y hábitos que la posicionan con identidad frente a otras comunidades y frente a quienes quieren llevarla a posiciones lejanas a su fe. La institución funciona. Sin embargo, el autor del escrito advierte: “abandonas tu amor del principio”. Las identidades comunitarias, cuando se normalizan, vencen enemigos y evitan desvíos que las desvirtúan. Pero pierden capacidad de contraste y de vida. No sólo en Éfeso, no sólo en el cristianismo.

jueves, 4 de abril de 2019

La razón tiene límites


Filosofía es el paso del mito al logos. Lo situamos en los filósofos presocráticos de Grecia. Sin embargo, como hace notar Nietzsche en “El origen de la tragedia”, con la filosofía convive el oráculo de Delfos y los ritos de Dionisos. El esfuerzo de la racionalidad tiene sus límites. En la actualidad hablamos de inteligencias múltiples y poéticamente lo expresa Saint Exupery: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Aceptamos que nuestros sentidos funcionan con reglas que dejan fuera una parte importantísima de la realidad. Del mismo modo, los principios que rigen la lógica suponen siempre un conocimiento tematizable y acotado en proposiciones o predicados. Hay algo en los estados alterados de conciencia que no encaja. Sin embargo, el irracionalismo, por incluir lo excluido puede dejar fuera también mucho, muchísimo.

miércoles, 3 de abril de 2019

Dionisos

La idea de que el mundo es un cosmos (orden) y no un caos se la debemos a la cultura helena y a cierta tradición bíblica (al principio era un caos, pero el espíritu aleteaba sobre las aguas). Grecia tiene a Dionisos, que no solo apunta hacia el gozo y el éxtasis, sino que también mira a la contradicción y el desorden. Nietzsche ve en esta divinidad helena la mejor versión de lo real, lejos de toda metafísica y del idealismo alemán. La verdad es que somos nada, indica haciendo suya la conclusión de la tragedia griega (somos la hierba que pasó, dirá el salmista). Levi-Strauss se vive como inventariador de instituciones contingentes que están por desaparecer. No quedará siquiera el sujeto de su memoria, ni arqueología que lo rescate.  El mundo conmienza sin humanidad, sin ella acabará. Nietzsche establece ahí el punto. Ni borrachos podemos aceptar la verdad.

lunes, 1 de abril de 2019

Filosofía a golpes


Sostiene Saint Exupery que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Quizás esa es la experiencia de Nietzsche cuando descubre lo dionisíaco. La vida de Nietzsche parece un itinerario hacia la sin razón. Cuestiona el idealismo de su época (Hegel afirma que todo lo real es racional). Mientras quien pone voz a Zaratustra se desliza hacia la demencia, arremete contra la metafísica y también contra Dios (que es el Dios de la metafísica).  Debilita el fundamento de todo relato y de toda justificación de la propia opción política que no sea la mera voluntad de poder. Sorprende la debilidad apasionada de quien quiere hacer filosofía a golpes que derrumban lo edificado hasta entonces. Es la propia razón arremetiendo contra su propio fundamento. Haciendo una filosofía única, Nietzsche se queda solo. La soledad es su más leal e indeseada compañera.

domingo, 31 de marzo de 2019

Sentido

Para Wittgenstein, probablemente, es una falsa pregunta con ninguna respuesta posible: falso problema. Sobre el “sentido”, en ese sentido, no hay nada que decir. Mejor callar. Sartre quizás piense que se trata de un sentido autoconstruido: no hay un para qué dado; cada persona, sin más referente ni horizonte que la propia historia, debe construirlo. Foucault invita a observar cómo el viento de las circunstancias lo borrará como a un rostro dibujado en la arena de la playa. Sin embargo, no pocas personas se mueven con un para qué: ¿el dinero, el poder, el placer? O, incluso, sin darle una formulación conceptual, el para qué es el miedo o la codicia, el propio ego, o aquellas causas que encumbran a la persona y le dan prestigio o reconocimiento. Loyola propone: alabar, hacer reverencia, servir (gratuidad, respeto, cuidado). Y así salvar la vida.