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domingo, 13 de mayo de 2018

Negatividad y belleza


El sobrecogimiento se sustituye por lo perfecto en la actual visión de lo bello (Byung-Chul, “La salvación de lo bello”). El aeropuerto pulido, la piel depilada, el smarphone liso triunfan en la cultura que no tolera lo negativo: debemos ser perfectos, automejorados para el mundo, el mercado, la pareja, la familia, las amistades. Lo inesperable, no domesticable… se disuelve rechazando toda negatividad. Pero la vida es calvario, cruz, tumba. La belleza del bosque no es su perfección, si nos resulta sublime un paisaje montañoso no se trata de una belleza pulcra. La belleza de una persona, más allá del atractivo del momento, aburre si se sostiene de perfección. En la realidad, lo bello que sobrecoge no soporta el “me gusta” de la fotografía de facebook. Lo bello sublime está de la mano de una historia que está llena de dolor. Es ahí donde Loyola ve a Dios que trabaja.

viernes, 4 de mayo de 2018

Hermenéutica hacia Emaús

Lo liso, lo pulido y el “me gusta” virtual de Facebook definen el mundo en Byung-Chul Han. Se escapan de la realidad, que ni es ni lisa ni pulida; y tampoco un click en el “me gusta” compromete. Puede que el giro antropológico de la filosofía, quizás como deseo de asumir la historia con responsabilidad, abre, sin embargo, el camino hacia un sujeto descomprometido, distinto, ajeno a lo real. La fuga hacia el mundo ideal se lee ya en Platón y es proyección en Feuerbach. Emaús es propuesta hermenéutica: invita a una lectura de los acontecimientos sin negarlos, tal como son, pero descreyendo de su apariencia inmediata. Afirma el evangelista Lucas que el caminante les fue explicando en su horizonte de comprensión, la Escritura, la realidad de todo lo sucedido. Finalmente, con los pies en el suelo, le invitaron (por fin descubren al Otro): quédate con nosotros que el día va de caída.

lunes, 5 de marzo de 2018

La expulsión de lo distinto

Si Levinas pretende que lo Otro sea la piedra angular de la filosofía, Byung-Chul concluye que “los tiempos en que existía el otro se han ido”. En “La expulsión de lo distinto” (2016), Byung-Chul señala al violento poder de lo igual, que resulta invisible. Es el “me gusta” de Facebook. Seleccionamos las redes para afirmarnos en lo que ya somos. Negamos la pura otredad sin que se note; no aparece como una enfermedad, ni como un carcinoma agresivo (Baudrillard, El otro por sí mismo, 1997), sino como un estado de coma: “La interconexión digital total y la comunicación total no facilitan el encuentro con otros. Más bien sirven para encontrar personas iguales y que piensan igual, haciéndonos pasar de largo ante los desconocidos” (Byung-Chul). Las redes nos enredan en un bucle del yo. Como lo igual no duele, ni reacciono ni me entero. Estoy en coma. Me gusta.

domingo, 14 de enero de 2018

¿A quién pertenece el destino?

En un campo de exterminio, Frankl apuesta por el sentido. Asegura que es el sentido lo que le salva. Si seguimos la pista del Sísifo de Camus, es la construcción del sentido lo que le salva: “No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir un manual de la felicidad”. Pero ambos, Camus y Frankl son de un mundo de piedra y barro, donde el asesinato es visible y la enfermedad no se oculta en las plantas de paliativos hospitalarios. Probablemente en la liquidez de la vida actual, una instalación en la inmanencia puede ser tranquila, plácida, mientras la realidad virtual quita densidad a la realidad real. El “sinsentido” se confunde con “me-gusta” de Facebook (Byung-Chul Han). Camus insiste: “Toda la alegría silenciosa de Sísifo consiste en eso. Su destino le pertenece”.  Los estructuralismos lo disuelven: todo nos pasa, de nada somos sujetos activos.