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miércoles, 19 de junio de 2019

Diversidad y asombro

Nuestras vidas están llenas de diversidad. Como anuncian los clásicos, la filosofía comienza con el asombro. La diversidad provoca asombro, perplejidad, desconcierto. Diferencias culturales, psicológicas, biológicas, étnicas… que se concretan en la vida cotidiana en modos de pensar diversos, diferentes maneras de entender la vida, la misión, la tarea. Las diferentes posiciones políticas reflejan una sociedad que se siente mucho más diversa de lo que las instituciones, normalmente, pueden encausar. Diferencia en los intereses y en los gustos. En ocasiones, esto provoca un efecto comunitarista: el retorno a los míos, a sus valores de siempre, a los lugares sagrados e intocables. La diversidad -que seguirá presente incluso en los contextos más uniformados- puede provocar ruptura, división, alejamiento. En términos morales, egoísmo. En términos teológicos, pecado. Pero esa misma diversidad, integrada (más allá de Babel) es ocasión para el asombro, la admiración, la filosofía.

miércoles, 22 de mayo de 2019

¿Para qué sirve la filosofía?


Nos muestra Daniel Barreto (entrevista radiofónica en ECCA, 20 de mayo) que la pregunta “¿para qué sirve la filosofía?” es síntoma de su propia necesidad: debemos precisamente cuestionar el utilitarismo de nuestra actitud vital. Ni Aristóteles ni Hipatia de Alejandría hubieran entendido la pregunta por la utilidad de la misma. Para la filosofía clásica, el pensamiento es constitutivo de la propia realidad humana. De hecho, nuestra vida está llena de filosofía o deja de ser vida. Hacemos filosofía cuando hablamos de economía o de felicidad, del sentido de nuestra labor educativa o del trabajo que hacemos, de la participación en la vida política o el misterio que arroja la investigación espacial. Hacemos filosofía cuando dialogamos sobre los límites de la vida y los comportamientos éticos propios de la medicina o la investigación. La filosofía cuestiona y pregunta. Nos recuerda Daniel Barreto que la filosofía surge del asombro. El asombro apunta siempre al misterio. Caffarena escribe “El enigma y el misterio”: los enigmas pueden resolverse agudizando el ingenio, el misterio no tiene solución, pero cabe pedirle al lenguaje que nos lo muestre.

lunes, 22 de abril de 2019

Melancolía y filosofía


Nace como Anne Louis y, tras su matrimonio, Madame de Staël (De Martino y Bruzzese, “Las filósofas…”, 1994). Transita de la ilustración hacia el romanticismo. La filosofía es un pensar moral que nace de la melancolía. La melancolía a su vez proviene de la realidad finita de un alma que añora la eternidad. La buena filosofía es narrativa y la buena literatura es filosofía. Sin los límites no hay filosofía ni literatura. Dos siglos después, Byung-Chul Han (“La sociedad del cansancio”, 2010), insiste en que sin el momento del no, se hace imposible la belleza y la ética. De Staël atribuye a la religión y a la esperanza el poder de deprimir a la filosofía o a la literatura. Es como si la fe religiosa fuera un sí de plenitud y luz que oscureciera la sospecha, la búsqueda, la indagación y la frustración. ¿Acaso la experiencia religiosa del resucitado disuelve la cruz? Viene con heridas.

jueves, 11 de abril de 2019

Ser y pensar


Quizás la metafísica solo es posible si hay verbo ser. Sin la pregunta por el ser, no hay filosofía. La lengua griega es cooperante necesaria para el pensamiento occidental. La teología como reflexión racional sobre la fe necesita no sólo de la historia narrativa de Jesús, el Cristo, sino también de la cultura griega y su filosofía. Sin Platón, no es posible Agustín; sin Aristóteles, no es posible Tomás. Dyson (“El científico rebelde”, 2006) contrapone la conferencia de Feynman (1963) con la de Polkinghorne (1996): el primero aprecia la religión sin la arquitectura de la razón. El segundo aprecia el esfuerzo teológico que adecua la fe al mundo del siglo XX. El primero no necesita indagar en la naturaleza del Cristo para confirmar su impulso libertador. El segundo siente que la razón científica y teológica son la liberación que trae aquel judío marginal.

jueves, 4 de abril de 2019

La razón tiene límites


Filosofía es el paso del mito al logos. Lo situamos en los filósofos presocráticos de Grecia. Sin embargo, como hace notar Nietzsche en “El origen de la tragedia”, con la filosofía convive el oráculo de Delfos y los ritos de Dionisos. El esfuerzo de la racionalidad tiene sus límites. En la actualidad hablamos de inteligencias múltiples y poéticamente lo expresa Saint Exupery: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Aceptamos que nuestros sentidos funcionan con reglas que dejan fuera una parte importantísima de la realidad. Del mismo modo, los principios que rigen la lógica suponen siempre un conocimiento tematizable y acotado en proposiciones o predicados. Hay algo en los estados alterados de conciencia que no encaja. Sin embargo, el irracionalismo, por incluir lo excluido puede dejar fuera también mucho, muchísimo.

lunes, 1 de abril de 2019

Filosofía a golpes


Sostiene Saint Exupery que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Quizás esa es la experiencia de Nietzsche cuando descubre lo dionisíaco. La vida de Nietzsche parece un itinerario hacia la sin razón. Cuestiona el idealismo de su época (Hegel afirma que todo lo real es racional). Mientras quien pone voz a Zaratustra se desliza hacia la demencia, arremete contra la metafísica y también contra Dios (que es el Dios de la metafísica).  Debilita el fundamento de todo relato y de toda justificación de la propia opción política que no sea la mera voluntad de poder. Sorprende la debilidad apasionada de quien quiere hacer filosofía a golpes que derrumban lo edificado hasta entonces. Es la propia razón arremetiendo contra su propio fundamento. Haciendo una filosofía única, Nietzsche se queda solo. La soledad es su más leal e indeseada compañera.

viernes, 21 de septiembre de 2018

El mito del futuro

A Marx lo secuestran sus intérpretes (Sloterdijk, “Temperamentos filosóficos” 2010). Sucede con él, como con las religiones: sus textos se convierten en referente y su interpretación necesaria para adecuarla a la realidad. Goñi afirma que con Marx, la nariz del filósofo queda, con frecuencia, oculta tras las barbas del revolucionario (“Las narices de los filósofos” 2008); recomienda leer “El manifiesto comunista” y saborear su regusto decimonónico. ¿Mira Marx hacia el pasado mítico para elaborar su pensamiento? Más bien mira hacia el futuro, igualmente mítico, de la sociedad sin clases. Con ese poder de seducción, lee su tiempo y defiende que no son las ideas, sino la organización económica, lo que determina la realidad. Sin embargo, su idea, reconvertida por líderes políticos impresionantes, determinan la historia del siglo XX.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Rendir cuentas


“La filosofía es el juez de una época; mal asunto cuando en lugar de esto se convierte en su expresión”. Cita a Hofmannsthal Popper al explicar su ser filósofo: racionalista e ilustrado. Y dice: “Un racionalista es sencillamente un hombre que concede más valor a aprender que a llevar razón”. No es el racionalismo la preeminencia de la razón especulativa sobre los datos. Afirma, por el contrario, que aunque toda respuesta es una hipótesis elaborada por la razón, siempre será una hipótesis provisional y que debe rendir cuentas ante la realidad y lo que de ella averigüe el esfuerzo investigador (La responsabilidad de vivir, 1994). Por eso, la filosofía no puede ser una buena amiga de los comportamientos contemporáneos. Si Bauman describe la vida líquida debe ser como instancia crítica. Si Byung-Chul Han nos habla del enjambre es para invitarnos a abandonarlo.

sábado, 25 de agosto de 2018

Panta rei


“Panta rei” (todo se mueve) afirma Heráclito y Machado, a comienzos del siglo XX lo poetiza: “…se hace camino al andar y, al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Más tarde, León Felipe le da otro tono: “…pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, siempre ligero”. Foucault culmina la pérdida de suelo incluso de nuestras más grandes palabras al afirmar que el ser humano se disolverá como lo hace un rostro dibujado en la arena de una playa. “El mundo comenzó sin el hombre y acabará sin él”, dice Levy-Strauss anticipando al autor de “Las palabras y las cosas”. Colabora Derridá con su deconstrucción (de la que, quizás por concesión, quiere liberar a la “justicia”). Rorty, no sin cierta ironía, señala la contingencia del yo y propone entender la filosofía como conversación (el mundo de la opinión). 

jueves, 23 de agosto de 2018

Sin filosofía en el medievo


De Platón a Foucault va “Temperamentos filosóficos”. Tras los dos clásicos griegos, aborda a Agustín. Después: el Renacimiento. Nada por medio. Todo lo pensado durante la Edad Media, que venera a Aristóteles (“el filósofo”), no es temperamento filosófico –para Sloterdijk-. Para el autor de “Temperamentos filosóficos”, el de Hipona degrada el amor como recuerdo de lo bello y lo bueno (Platón) al ver un humano mancillado por herida incurable. No hay ascenso mediante el pensar hacia la Verdad/Bondad. Queda la gracia otorgada. Concluye que la razón agustiniana conduce “a la catástrofe cristiana de la filosofía”. Si Dios está por medio, ya no hay filosofía y el amor no salva. El esfuerzo del pensamiento sólo es filosofía si prescinde del intento de tematizar la trascendencia. Catástrofe es la añoranza de lo absolutamente Otro.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Búsqueda sin término

En conferencia pronunciada en 1958, Popper invita a los escuchantes a no admitir crédulamente su reflexión. Asegura que no es un profeta de un nuevo rumbo en la filosofía. Defiende que la discusión crítica hace grande al pensamiento y a la persona: “La postura razonable, racional, crítica, sólo será el resultado de la crítica de otros y que uno sólo puede llegar a la autocrítica por medio de la crítica de otros”. No convierte esto a la filosofía en una mera conversación (Rorty). Tampoco en una expresión sin más de la cultura en la que se plasma (Levi-Strauss). Es probable que la personalidad y los modos de los filósofos estructuralistas y postestructuralistas parezcan en ocasiones el trabajo de “pensadores temerarios” que buscan el aplauso, el escándalo o, directamente, la publicidad. “Búsqueda sin término”, titula Popper a su autobiografía en 1976.

lunes, 13 de agosto de 2018

La discusión crítica

Considera Popper (La responsabilidad de vivir, 1994) que es un filósofo anticuado: defiende la razón y la ilustración. Kant, a su juicio, sería el último grande de esta corriente, aunque reconoce en Russell un filósofo de crédito que es capaz de argumentar con la claridad y la profundidad que requiere cualquier discusión crítica. La filosofía es crítica. Si una filosofía no cuestiona lo que otro pensamiento ha formulado, no servirá para avanzar. La mejor escuela de filosofía, a su juicio, es la que es capaz de superar lo dicho por su maestro. Pero lo que hace de Popper un pensador anticuado sería, a su juicio, que cree que la discusión crítica, la que atiende a los hechos y a los argumentos, es el marco para que la filosofía sea juez de su época. En esto sigue a Hofmannsthal: “La filosofía es el juez de una época; mal asunto cuando en lugar de esto se convierte en su expresión”.

martes, 31 de julio de 2018

El corazón tiene razones

La filosofía es paso del mito al logos. Lo situamos en el entorno de los presocráticos de la antigua Grecia. Sin embargo, como hace notar Nietzsche en “El origen de la tragedia”, con la filosofía convive el oráculo de Delfos y los ritos de Dionisos. El esfuerzo de racionalidad tiene límites. Se habla de inteligencias múltiples y hace medio siglo lo expresó poéticamente Saint Exupery: “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Aceptamos que nuestros sentidos funcionan con unas reglas que dejan fuera una parte importantísima de la realidad. Reconocemos patrones, dice la neurociencia. Los principios de la lógica suponen siempre un conocer tematizable y acotado en proposiciones o predicados. Algo no encaja. Sin embargo, la pura apelación al irracionalismo, por incluir lo dejado fuera, expulsa también mucho.

jueves, 26 de julio de 2018

Acompañado por la soledad

Dice Saint Exupery que lo importante es invisible a los ojos. Quizás es Nietzsche que se da con lo dionisiaco. Su vida parece un itinerario de sin razón. Cuestiona el idealismo de su época (Hegel: todo lo real es racional). Pone voz a Zaratustra y se desliza hacia la demencia. Arremete contra la metafísica y contra su Dios (el Dios de la metafísica). Debilita el suelo de toda justificación y de todos los discursos racionales de nuestras políticas. Se aferra a la voluntad de poder como vida. Sorprende la debilidad apasionada de quien quisiera hacer filosofía a golpes y derrumbar todos los pilares. Es la propia razón que arremete contra su fundamento. También asegura Saint Exupery que hay razones del corazón que la razón no entiende. En el camino hacia una filosofía original, Nietzsche se queda humanamente solo. Soledad, leal e indeseada compañera.

domingo, 22 de julio de 2018

La escuela personalista


Tras la crisis del 29, E. Mounier funda “Sprit” y promueve la corriente personalista. ¿Es la persona conceptualmente suficiente para montar una tradición filosófica? Paul Ricouer defiende que con Mounier murió el personalismo como tradición filosófica. Cree que su legado está en la incorporación de cierto ambiente filosófico personalista a las tradiciones políticas, culturales y religiosas de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el poderío de otras cuatro grandes corrientes (marxismo, existencialismo, estructuralismo y neopositivismo) habrían demostrado cierta debilidad conceptual del personalismo, diluido en la cultura, pero sin discurso académico potente. Piensa Goñi (“Las narices de los filósofos”, 2009) que el personalismo, sin ser un sistema, queda como una filosofía con muchas variantes: Marcel, Levinas, Stein, Zubiri, Díaz…

domingo, 15 de julio de 2018

Cultura del ego


El estructuralismo anota que más que cosas se dan sistemas. Los elementos no definen una estructura; es la estructura la que determina por su relación el ser de los elementos. Lo relacional aparece también en una filosofía radicalmente diferente: el personalismo. No se es si no se es en relación. Más que “ser” hay “relacionar-ser”. No hay yo sin un tú. No hay ningún yo posible sin un Tú trascendente de todos los tú posibles (Buber). La Otredad parece como lugar decisivo de la filosofía, ya no será metafísica sino meta ética, es decir, relacionalidad y responsabilidad. La respuesta (relación) implica una iniciativa previa. La Otredad no sólo está sino que me configura. Puedo, sin embargo, creer que soy yo, situarme en el centro, venir en soberbia. Desprecio el Éxodo. Me convierto en un sumidero que todo lo succiona. Quedo en apariencia. Eclipse. Cultura del ego.

miércoles, 27 de junio de 2018

El primado de la persona y la crisis

Frente a la filosofía de las cosas (neopositivismo) y la filosofía de las ideas (idealismo y su derivación lingüística), E. Mounier propone el personalismo. Se dedica a hacer filosofía tras la crisis del año 29: “…el crac del 29 le hizo pensar que la crisis económica que estaba sufriendo Occidente enmascaraba una crisis espiritual y se puso manos a la obra” (Goñi, “Las narices de los filósofos”, 2008).  Quiere mantener el primado de la persona porque si somos solo individuos o consumidores o elementos de una organización social, política o económica, somos prescindibles y nuestra dignidad queda por detrás. La crisis de 2008, que se prolonga hasta la actualidad, también es una crisis espiritual. Nuestra primera reacción fue afirmar: más sociedad, más formación. Sin embargo, nuestra respuesta es desregular la protección y levantar barreras. 

jueves, 7 de junio de 2018

El objeto del pensar

El pensar tiene un fin y, a juicio de Horkheimer (Wiggershaus, 1986), no es el mero desvelamiento de las condicionantes estructurales del propio conocimiento. Sigue a Marx: se piensa para cambiar la realidad. Al pensar, debo, por tanto, tener en cuenta la cotidiana lucha de tantos seres humanos que a vista de la filosofía idealista se han arrastrado por debajo de los temas de interés. Su mal vivir, su lucha cotidiana es el objeto del pensar. El pensamiento así desenmascara todo naturalismo de la injusticia y de toda justificación de un poder consagrado a mantener privilegios. Manheim extiende el concepto de ideología. Horkheimer protesta: no todo es igual. A su juicio, engaña quien estructura su pensamiento para defender posiciones de privilegio y acierta quien lo hace para luchar por las personas dejadas de la mano de la historia y la sociedad.

martes, 22 de mayo de 2018

Sin ideologías


Si la “postmodernidad” erosiona metafísica y relatos de sentido (filosofar es conversar), la “post-política” (Žižeck, “En defensa de la intolerancia”, 1998) lima las ideologías. La política (el desafío de la parte por la no-parte) deviene técnica y  consenso; así, la resistencia a la globalización (tanto la nacionalista que cuida la identidad comunitaria, como aquella que sueña valores “imposibles”, por utópicos) es reliquia del ayer a superar. El clamor por otra globalización posible (Stiglitz, “El malestar en la globalización”, 2002)  se etiqueta como sueño del pasado. Así, la nueva política elude la verdadera política:  “no es simplemente cualquier cosa que funcione en el contexto de relaciones existentes, sino precisamente aquello que modifica el contexto que determina el funcionamiento de las cosas”. ¿Eludimos el desafío?

viernes, 4 de mayo de 2018

Hermenéutica hacia Emaús

Lo liso, lo pulido y el “me gusta” virtual de Facebook definen el mundo en Byung-Chul Han. Se escapan de la realidad, que ni es ni lisa ni pulida; y tampoco un click en el “me gusta” compromete. Puede que el giro antropológico de la filosofía, quizás como deseo de asumir la historia con responsabilidad, abre, sin embargo, el camino hacia un sujeto descomprometido, distinto, ajeno a lo real. La fuga hacia el mundo ideal se lee ya en Platón y es proyección en Feuerbach. Emaús es propuesta hermenéutica: invita a una lectura de los acontecimientos sin negarlos, tal como son, pero descreyendo de su apariencia inmediata. Afirma el evangelista Lucas que el caminante les fue explicando en su horizonte de comprensión, la Escritura, la realidad de todo lo sucedido. Finalmente, con los pies en el suelo, le invitaron (por fin descubren al Otro): quédate con nosotros que el día va de caída.