Antes de
que el fundamentalismo se movilice, pasa, a juicio de Armstrong (“Los
orígenes…”, 2010) por una contracultura. En Irán, ante la imposición moderna
del sha Reza, el chiismo hace de la ciudad de Qom un centro religioso que
introduce la participación del clero en la política. El estado moderno y
socialista de Nasser (Egipto) ve crecer a los Hermanos Musulmanes que controlan
la sociedad desde fuera del estado. Ante el triunfo de los cristianos liberales
en muchas confesiones de EE.UU., nacen universidades y medios que crean hogar
cultural para quienes siguen los cinco fundamentos. El avance del Sionismo y su
racionalidad provoca una subcultura que no acepta la separación de lo sagrado y
lo profano. El temor a la desaparición frente a la racionalidad de la cultura
dominante genera el retorno moderno a los fundamentos.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
domingo, 18 de noviembre de 2018
al-Qutb
La
presión hacia lo nuevo, hija de la modernidad y denunciada por Adorno, presenta
el dilema de correr cada vez más (Byung-Chul Han) o, sencillamente, quedar
obsoleto (Bauman). Para Armstrong (“Los orígenes”, 2010), al-Qutb “puede
considerarse el iniciador del fundamentalismo sunní”. Vive un periodo de
entusiasmo por Occidente, pero la política colonial y el apoyo al sionismo lo
desilusiona. Su paso por la prisión egipcia, le lleva a emplear toda su
capacidad argumentativa en montar una ideología islámica capaz de combatir en
su mismo terreno al marxismo, el capitalismo, el laicismo o el liberalismo.
Hace del mito islámico un logos revolucionario: se enfrenta a la ciudad laica y
retorna al sentido religioso de la sociedad. Su llamamiento a la lucha,
tergiversa al Profeta desde la convicción profunda de la amenaza de la
extinción. Nasser lo hace ejecutar en 1966.
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