En buena
medida, se puede decir que el Renacimiento nace del “retorno a las fuentes”, y
es por eso que tiene todo el sentido el nombre de la nueva época: se trata de
renacer, de hacer nacer lo que antes ya había estado. Armstrong nos muestra que
entre 1703 y 1792 vive, en Arabia, Muhammad Ibn Abd al-Wahhab, que rechaza
todas las enseñanzas medievales y propone un retorno a las fuentes: quiere
crear una comunidad que engancha directamente con la experiencia fundante del
Islam en el siglo VII. Además, para imponerlo, se opone a los sultanes otomanos
que gobiernan con la Sharía desde Constantinopla. También recurre a la
violencia con el pueblo con métodos agresivos y discriminatorios. ¿Qué hace del
retorno a las fuentes de los renacentistas un progreso y el de los wahhabistas
una premonición de todos los fundamentalismos?
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