Le da la
razón Buber al Nietzsche que proclama la muerte de Dios. Se trata (“Eclipse de
Dios”) de una afirmación lógica: Kant vincula lo de Dios a un impulso moral
interior. Eso lo expulsa del mundo. Hegel, que intelectualiza la realidad (todo
lo real es ideal), asegura: “Ya no hay nada de misterio en Dios”. Y es que el
idealismo hegeliano propone un Dios que no puede ser el mismo, a la vez
manifiesto y misterioso, que atisba la religión. El Dios manifiesto siempre es
antropomórfico y, a la vez, misterio. Si es solo misterio, no es manifiesto y
no hay experiencia alguna que nos remita a él, si es puramente antropomórfico,
tampoco es manifiesto, sino solo creación nuestra. Nietzsche reconoce así lo
que ha pasado: Dios está liquidado. Pero el tiempo y la cultura mantiene la
pervivencia de un coloquio que no es mero soliloquio. Es misterio, pero se
manifiesta.
viernes, 13 de julio de 2018
miércoles, 11 de julio de 2018
Uso y abuso
La militancia laicista es signo visible de cierta izquierda.
Se suprimen los símbolos religiosos de un acto oficial, no es mala cosa. Cada
cual puede ver el valor moral de una promesa sobre la Constitución, pero
evitamos el uso del nombre de Dios en vano. El nombre de Dios ha sufrido usos y
abusos. La gestión de lo político, tal y como vemos que se conquista y defiende
el poder, no permite aventurar mejor suerte para los usos públicos de los
términos teológicos (uso y abuso). Los presidentes de los EE.UU. juran su cargo
sobre la Biblia. En “Eclipse de Dios”, Buber narra una conversación sobre uno
de sus escritos en la que un lector le reprochaba usar el nombre de Dios para
hablar de lo más sublime. Se trata de una palabra que ha sufrido la zozobra de
su uso en la historia. Iguacén, obispo de Tenerife, decía que convertir es cosa
de Dios. Por acá nos queda sólo ser testigos.
martes, 10 de julio de 2018
Discapacidad y sexualidad
Difícilmente en nuestro imaginario discapacidad se asocia a
placer o erotismo. Escucho a Irene Rodríguez, que cita a Butler, sexóloga y
trabajadora social. Para empezar, debemos hablar en plural: sexualidades. Es
imprescindible una mirada positiva. La sexualidad de la discapacidad no es un
negativo a positivar, sino un positivo que debe ser reconocido. Somos sujetos
de decisión, y las personas con discapacidad son sujetos de decisión. Cierta
mirada compasiva mira a estas personas como objeto de protección; es una mirada
que aminora a la persona. La mirada que mira solo la discapacidad, vela a la
persona. La mujer con discapacidad sufre una doble invisibilidad: mujer y
discapacidad. La discapacidad impide que vea a la mujer. La mujer impide que
vea a la persona. No se sufre la discapacidad, sino la discriminación.
lunes, 9 de julio de 2018
Comunista
Se define como comunista. Žižeck sospecha de una defensa de
la propiedad privada que permite la acumulación sin límites o la conquista
depredadora del medio. La defensa de lo privado propia de nuestra cultura no le
parece inocente: es el modo políticamente aceptable del más reprobable
individualismo descomprometido. Su mirada sobre la política de los movimientos
sociales desnuda la focalización cultural y política sobre los intereses de las
comunidades o de los movimientos. Los movimientos sitúa un nosotros que se
segrega de la ciudadanía. Por eso Žižeck no suena progre. Cuando le hablan de
la “nube”, sospecha de sus dueños que permiten el mayor acceso (prestación de
servicios) y el mayor protagonismo (ruptura de fronteras) con tal de que lo
hagamos a través de su red y en su nube. Se privatizan los derechos.
domingo, 8 de julio de 2018
Nacionalismos poéticos
Asegura Žižeck que “vivimos una era que se cree
postideológica”. Esa convicción da alas a los nacionalismos poéticos. Poético
porque muchos escritores de versos lo alientan y justifican. Si no hay
ideología se impone el corazón (otra ideología) y la poesía. “El que no tenga
pan será alimentado por la luz de mi sol”, proclama el carnicero Karadzick y
concluye: “Gente, no hay nada prohibido en mi fe”. El coro de poetas y
poetizas de las patrias nos hace soñar con el paraíso donde las cosas las
decidan los nuestros y sirvan para reforzar nuestras cosas. Las nuestras, no
las de todas y todos. Pero se ofrecen universalmente a condición de que se
hagan de los nuestros. Muchas veces el amor (palabra grande) se invoca en esta
poesía: del amor al pueblo (nuestro) al amor al caudillo (nuestro)… y al final,
la matanza o la asimilación.
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