Difícilmente en nuestro imaginario discapacidad se asocia a
placer o erotismo. Escucho a Irene Rodríguez, que cita a Butler, sexóloga y
trabajadora social. Para empezar, debemos hablar en plural: sexualidades. Es
imprescindible una mirada positiva. La sexualidad de la discapacidad no es un
negativo a positivar, sino un positivo que debe ser reconocido. Somos sujetos
de decisión, y las personas con discapacidad son sujetos de decisión. Cierta
mirada compasiva mira a estas personas como objeto de protección; es una mirada
que aminora a la persona. La mirada que mira solo la discapacidad, vela a la
persona. La mujer con discapacidad sufre una doble invisibilidad: mujer y
discapacidad. La discapacidad impide que vea a la mujer. La mujer impide que
vea a la persona. No se sufre la discapacidad, sino la discriminación.
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