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martes, 2 de octubre de 2018

Tribu

La tribu identifica territorio y cultura. Nada se cuestiona. Hace invisible cualquier alternativa. Es “la más plena manifestación de la idea de pertenencia” (Bauman, “En busca…”, 1999). La modernidad excluye a la tribu. La nación, en un mundo complejo, necesita una ideología: el nacionalismo. Es una ideología que oculta parte de la realidad para asegurar la pertenencia en un mundo cada vez más global. La democracia es contradictoria con la nación, porque precisamente desafía toda pertenencia heredada. Si la nación triunfa, la democracia desaparece exigida por la demanda de comunión que reivindica la nación. El estado de la nación tiende al totalitarismo. En la nación no hay ciudadanía, sino connacionales. El estado sin nación, tiende a la democracia, pero huérfanos de pertenencia. Esa orfandad la ocupan los nacionalismos.

domingo, 8 de julio de 2018

Nacionalismos poéticos


Asegura Žižeck que “vivimos una era que se cree postideológica”. Esa convicción da alas a los nacionalismos poéticos. Poético porque muchos escritores de versos lo alientan y justifican. Si no hay ideología se impone el corazón (otra ideología) y la poesía. “El que no tenga pan será alimentado por la luz de mi sol”, proclama el carnicero Karadzick y concluye: “Gente, no hay nada prohibido en mi fe”. El coro de poetas y poetizas de las patrias nos hace soñar con el paraíso donde las cosas las decidan los nuestros y sirvan para reforzar nuestras cosas. Las nuestras, no las de todas y todos. Pero se ofrecen universalmente a condición de que se hagan de los nuestros. Muchas veces el amor (palabra grande) se invoca en esta poesía: del amor al pueblo (nuestro) al amor al caudillo (nuestro)… y al final, la matanza o la asimilación.

jueves, 26 de abril de 2018

Amor y política

El amor es política. En términos católicos: la política es forma relevante de la caridad. Su complejidad asusta y provoca huidas a lo social de muchas personas llenas de energía política (amor). Badiou (“Elogio del amor”, 2009) apunta que el amor es político cuando muestra “su dimensión asocial, su costado salvaje, su atracción por la diferencia”.  Y concluye: “Por esto, defender el amor en lo que tiene de transgresor y heterogéneo respecto de la ley es una tarea de este momento histórico”.  Se opone a lo indentitario, al nacionalismo y al argumento de los míos. Sorprende que una religión como la cristiana, la del amor, se haya sido respaldo de los nacionalismos (nacional-catolicismo español y otros evidentes). Francisco alienta al compromiso político desde el amor, con una máxima: la crisis es crisis del amor (la ecológica, la social, la política, la económica).

lunes, 2 de abril de 2018

Añoranzas

“Cualquiera tiempo pasado fue mejor”, nos dice Jorge Manrique al apuntar el Renacimiento. Otto Rank, seguidor de Freud, entendía que buena parte de nuestra dinámica psicológica se explica por el deseo de volver al vientre materno para superar así el trauma del nacimiento. Afirma Bauman (“Retrotopía”, 2017) que vivimos una epidemia de nostalgia. Ante el pesimismo del futuro que viene (el 80% de la población francesa piensa que sus hijas e hijos vivirán peor que ellos), añoramos el retorno a un sueño que, en realidad, nunca existió. En política, esa pulsión, con frecuencia, deviene en nacionalismo: el retorno a una utopía comunitaria puesta en los orígenes de nuestra identidad nacional. Ese aire habita también otras experiencias comunitarias, como las religiosas, donde los tiempos de cambio levantan también añoranzas.

martes, 13 de febrero de 2018

La amable opresión del capitalismo

Farina escribe en “Adorno” (2016) sobre el modo de proceder de la Escuela de Frankfurt: avanzar entre constelaciones. Da por supuesto el final de todo intento de hacer un relato único de las civilizaciones. Promueve un acercamiento en perspectivas con una doble sospecha: la primera, hija de Marx, no deja de ver en toda propuesta explicativa una ideología que defiende las estructuras de sometimiento del capitalismo; la segunda, hija de Freud, descree sobre las intenciones manifiestas. La propuesta política señala al liberalismo como el rostro amable de lo que, con toda su crudeza, muestra el nacionalismo. La muerte de W. Benjamín, cruda herida difícil de superar por sus amigos y compañeros, señala a todas las formas de opresión. También a la más amable del capitalismo. Byung Chul Han ha leído a Adorno: “Hoy no se tortura, se twittea”, nos dice.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

La construcción de la historia

En 1993, el profesor Hobsbawn, invitado por la Universidad Centroeuropea de Budapest a proponer la lección inaugural, habla del deber de quien estudia la historia. Por entonces, cuando Fukuyama anuncia la llegada del cielo: (todo sería democracia participativa y economía de mercado), Hobsbawn apuntaba que “…los habitantes del centro y del este de Europa continuarán viviendo en unos países descontentos con su pasado, probablemente bastante desilusionados de su presente y llenos de dudas respecto a su futuro”. En esa situación no es raro que alguien lidere el señalamiento de culpables. Se acentúan los mitos nacionales y se fortalece una identidad que expulsa a los indeseables, a los otros. Pero nunca el pasado responde perfectamente al deseo de los proyectos nacionales identitarios. Sin embargo, la historia se puede construir.