En 1993, el profesor Hobsbawn,
invitado por la Universidad Centroeuropea de Budapest a proponer la lección
inaugural, habla del deber de quien estudia la historia. Por entonces, cuando
Fukuyama anuncia la llegada del cielo: (todo sería democracia participativa y
economía de mercado), Hobsbawn apuntaba que “…los habitantes del centro y del
este de Europa continuarán viviendo en unos países descontentos con su pasado,
probablemente bastante desilusionados de su presente y llenos de dudas respecto
a su futuro”. En esa situación no es raro que alguien lidere el señalamiento de
culpables. Se acentúan los mitos nacionales y se fortalece una identidad que
expulsa a los indeseables, a los otros. Pero nunca el pasado responde
perfectamente al deseo de los proyectos nacionales identitarios. Sin embargo, la historia se puede construir.miércoles, 20 de diciembre de 2017
La construcción de la historia
En 1993, el profesor Hobsbawn,
invitado por la Universidad Centroeuropea de Budapest a proponer la lección
inaugural, habla del deber de quien estudia la historia. Por entonces, cuando
Fukuyama anuncia la llegada del cielo: (todo sería democracia participativa y
economía de mercado), Hobsbawn apuntaba que “…los habitantes del centro y del
este de Europa continuarán viviendo en unos países descontentos con su pasado,
probablemente bastante desilusionados de su presente y llenos de dudas respecto
a su futuro”. En esa situación no es raro que alguien lidere el señalamiento de
culpables. Se acentúan los mitos nacionales y se fortalece una identidad que
expulsa a los indeseables, a los otros. Pero nunca el pasado responde
perfectamente al deseo de los proyectos nacionales identitarios. Sin embargo, la historia se puede construir.
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