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domingo, 22 de julio de 2018

La escuela personalista


Tras la crisis del 29, E. Mounier funda “Sprit” y promueve la corriente personalista. ¿Es la persona conceptualmente suficiente para montar una tradición filosófica? Paul Ricouer defiende que con Mounier murió el personalismo como tradición filosófica. Cree que su legado está en la incorporación de cierto ambiente filosófico personalista a las tradiciones políticas, culturales y religiosas de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el poderío de otras cuatro grandes corrientes (marxismo, existencialismo, estructuralismo y neopositivismo) habrían demostrado cierta debilidad conceptual del personalismo, diluido en la cultura, pero sin discurso académico potente. Piensa Goñi (“Las narices de los filósofos”, 2009) que el personalismo, sin ser un sistema, queda como una filosofía con muchas variantes: Marcel, Levinas, Stein, Zubiri, Díaz…

jueves, 29 de marzo de 2018

¿Qué es el hombre?


La filosofía gira en antropología con Descartes al poner en el centro del pensar el propio sujeto y la propia actividad de pensar. El giro tiene su culmen en Kant, donde todas las preguntas filosóficas (¿Qué podemos conocer? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué nos cabe esperar?) se reducen a una: ¿Qué es el hombre? Desde entonces, unas y otras escuelas han sacado consecuencias y unas y otras han notado los límites de esta orientación. Si el programa fenomenológico propone la vuelta a las cosas y el estructuralismo apunta al post-humanismo, Zubiri insiste en el carácter sentiente de toda inteligencia y Levinas asalta la pura otredad. Derrida cruza todo su trabajo por la “atención a la alteridad”. Por el camino, casi toda la filosofía ha quedado en análisis de textos.  Entre la supuesta cosa y el supuesto sujeto queda la narración, el lenguaje.

martes, 9 de enero de 2018

Incoativamente

Fascina el lenguaje. ¿Es algo la inteligencia sin el lenguaje? Buena parte de la filosofía del siglo XX explica la realidad como lo lingüísticamente expresado (Kant). Así, la pregunta por la realidad pasa a pregunta por el significado, por el sentido. En su Trilogía, Zubiri presenta una relación inmediata entre lo real y la inteligencia: la aprehensión primordial de la realidad por parte de la inteligencia (sentiente). Es aprehensión incoativamente a la vez que primordial, lenguaje. A su vez, el lenguaje es siempre contemporánea e incoativamente racional. Zubiri no imagina una razón que deviene lenguaje que formula la realidad, sino una realidad aprehendida primordialmente (inteligencia sentiente) e incoativamente logos y razón. Si la filosofía se hace puro análisis del lenguaje, se autolimita y renuncia a lo real, y pone la base para eso que hemos llamado pensamiento débil.

lunes, 8 de enero de 2018

Inteligir sentiente

Para Berger y Luckmann, realidad es construcción social (1966). H. Becker (Para hablar de la sociedad, 2007), tras cuarenta años, dice que todo hecho está sostenido por una teoría aceptada por una comunidad concreta para la que tiene significado. Así, un hecho es interpretación (Becker distingue entre interpretación y hecho; cuestión de nivel). Queda Zubiri como Quijote: La realidad sigue siendo tan tenaz que cuestiona toda comunidad de sentido y obliga a buscar una nueva relación entre el inteligir y lo que da de sí, lo real. Berger (Rumor de ángeles) ve que es posible un logos a partir de lo real que no se distancie hasta la ruptura con la realidad. La experiencia cotidiana indica que sobrevivimos en una realidad agresiva por un inteligir sentiente, no fantasiosa ficción, por un sentir inteligente, una interpretación correcta de lo que de suyo, de lo real.

miércoles, 3 de enero de 2018

Abandono

No disimula Agustín de Hipona la potencia de la muerte. Ni tampoco Tomás de Aquino. Kierkegaard se rebela contra esas imágenes que representan a la muerte con rostro de luz. Sartre sospecha que morimos antes de acabar nuestra tarea. El “ser-para-la-muerte” de Heidegger parece suponer que en ella, de algún modo, nos realizamos. Octavio Paz advierte: “Nuestra muerte ilumina nuestra vida”. De alguna mamnera, el modo de morir –como en Heidegger- pareciera dar sentido (¿salva? ¿justifica?) al modo en que hemos vivido. ¿Cambia todo la trascendencia? ¿Es la fe cristiana en la resurrección un morir menos? Xabier Zubiri afirma la contundencia de la muerte. Al morir, morimos. No es un mero tránsito. Es una acentuación del misterio. La fe afirma la resurrección, pero no niega el misterio. Teresita de Lisieux habla de abandono. El abandono es amigo de la duda.