La filosofía
gira en antropología con Descartes al poner en el centro del pensar el propio
sujeto y la propia actividad de pensar. El giro tiene su culmen en Kant, donde
todas las preguntas filosóficas (¿Qué podemos conocer? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué
nos cabe esperar?) se reducen a una: ¿Qué es el hombre? Desde entonces, unas y
otras escuelas han sacado consecuencias y unas y otras han notado los límites
de esta orientación. Si el programa fenomenológico propone la vuelta a las
cosas y el estructuralismo apunta al post-humanismo, Zubiri insiste en el
carácter sentiente de toda inteligencia y Levinas asalta la pura otredad.
Derrida cruza todo su trabajo por la “atención a la alteridad”. Por el camino,
casi toda la filosofía ha quedado en análisis de textos. Entre la supuesta cosa y el supuesto sujeto
queda la narración, el lenguaje.
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