jueves, 29 de marzo de 2018

Deconstrucción y otro

Derrida habla de deconstrucción. Usa el concepto de “signo” de los estructuralismos (el sentido emerge de las diferencias y del lugar en la estructura) para analizar textos e instituciones. Deconstruir es mostrar la risible pretensión de atribuir suelo metafísico a nuestras construcciones antropológicas. De este modo, denuncia el logocentrismo y afirma la importancia “de lo otro que irrumpe, del otro que escribe en mí. (…). La justicia –dirá- consiste en aprender a vivir con el otro” (Morey, “Foucault y Derrida”, 2015).  Lo otro aparece para cuestionar el concepto de “verdad” como la presencia en el presente. Más bien apunta a los espacios vacíos, que siguen significando sin presencias de lo propio. El vacío es la presencia del otro, de lo otro. La ética se orienta por la presencia del otro, que siempre es diferida, inaprensible. Ese es el respeto y el servicio.

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