Recibo casi todo lo que soy. Dice el viejo refrán:
“Nada nuevo hay bajo el sol”, siguiendo a Qohelet. El adagio literario sostiene
que quien cuenta bien su pueblo, cuenta la humanidad. Parece que todo lo por
aprender, ya estuviera, de alguna manera aprendido. En el siglo XIII, un
franciscano cercano a la corte francesa, Gilbert de Tournai sostiene: “Jamás alcanzaremos
la verdad si nos contentamos con lo ya encontrado. Los que escribieron antes
que nosotros no son nuestros señores sino nuestros guías”. De hecho, ni
Avicena, ni Averroes, ni Mosé ben Maimón, ni el propio Tomás de Aquino se
limitan a copiar o reproducir lo recibido de Aristóteles o Platón o alguno de
sus comentaristas (Martínez Lorca, “Filosofía medieval”, 2015. Sin embargo, las
viejas cuestiones planteadas por los griegos, ¿no siguen correteando entre
telescopios, corazones y ecuaciones?
viernes, 12 de octubre de 2018
martes, 9 de octubre de 2018
Volver a las raíces
Volver a
la raíz, al origen del carisma, pide el Concilio Vaticano II a las órdenes y
congregaciones religiosas. Erasmo de Rotterdan cree que la reforma eclesial es
también volver a las raíces del cristianismo: Escritura y Padres de la Iglesia.
Loyola plantea la vida de sus clérigos reformados (los jesuitas) como un modo
de vida “a la apostólica”. ¿Es eso una tendencia conservadora? Observa
Armstrong que el Islam, tras la devastación producida por las hordas mongoles,
se reconstruye no con el empeño de hacer algo nuevo, sino en el intento de
“recuperar lenta y penosamente lo que habían perdido”. A partir de entonces, se
declara innecesaria la interpretación racional, que permitía dar respuestas a
cuestiones nuevas no imaginadas por el Corán, y se pone el empeño en conservar
la tradición. La innovación pasa a ser un peligro. ¿Volver a las raíces es un
peligro?
lunes, 8 de octubre de 2018
Infierno
Nacemos y vivimos en un mundo dado y somos
diferentes a la piedra (resiste), al objeto (consiste), al animal (subsiste).
Sartre entiende que sólo el ser humano ex-siste: tiene conciencia de su ser
(Goñi, “Las narices…”, 2008. Satre permanece fiel a su libertad desfondada
(Sloterdijk, “Temperamentos…”, 2010).
Asegura que la ausencia de Dios nos hace libres: nadie ha trazado un
plan para nuestra vida. Imagina, eso sí, a ese Dios como un arquitecto en su
estudio o un artesano en su taller. La gracia y la libertad, equilibrio buscado
en otros pensamientos, se descompensa a favor de esta última y la persona, en
vez de creada en gracia (el mundo dado y nuestras cualidades) es arrojada al
mundo. La angustia emerge: en realidad, en nuestra conciencia hay un agujero
con forma de Dios. No lo pueden ocupar los otros que son, para Sartre, el
infierno.
domingo, 7 de octubre de 2018
Idolatría
Jomeini
vive las dos pasiones de todo shií: la justicia y lo oculto (el sentido). Antes
de la revolución iraní, los jesuitas formulan su misión actual como servicio de
la fe y promoción de la justicia. En la lucha contra el sha Reza Pahlevi mueren
miles de personas; serán mártires –testigos, testimonio-. En el 89, en el
jardín de la Universidad Centroamericana de El Salvador, los cadáveres de
Ellacuría SJ, sus compañeros y dos mujeres que se habían refugiado en la casa
son símbolo de miles y testimonio de la fe y la justicia. Lo religioso, que la
modernidad quiere pulido e íntimo, retorna como motor revolucionario. Sin embargo,
los jesuitas salvadoreños no pretenden la instalación en el poder de un
clérigo. Jomeini cree que sólo un clérigo puede garantizar la modernización de
una sociedad islámica. Si la fe se instala en una estructura política, ¿no es
idolatría?
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