Recibo casi todo lo que soy. Dice el viejo refrán:
“Nada nuevo hay bajo el sol”, siguiendo a Qohelet. El adagio literario sostiene
que quien cuenta bien su pueblo, cuenta la humanidad. Parece que todo lo por
aprender, ya estuviera, de alguna manera aprendido. En el siglo XIII, un
franciscano cercano a la corte francesa, Gilbert de Tournai sostiene: “Jamás alcanzaremos
la verdad si nos contentamos con lo ya encontrado. Los que escribieron antes
que nosotros no son nuestros señores sino nuestros guías”. De hecho, ni
Avicena, ni Averroes, ni Mosé ben Maimón, ni el propio Tomás de Aquino se
limitan a copiar o reproducir lo recibido de Aristóteles o Platón o alguno de
sus comentaristas (Martínez Lorca, “Filosofía medieval”, 2015. Sin embargo, las
viejas cuestiones planteadas por los griegos, ¿no siguen correteando entre
telescopios, corazones y ecuaciones?
No hay comentarios:
Publicar un comentario