Volver a
la raíz, al origen del carisma, pide el Concilio Vaticano II a las órdenes y
congregaciones religiosas. Erasmo de Rotterdan cree que la reforma eclesial es
también volver a las raíces del cristianismo: Escritura y Padres de la Iglesia.
Loyola plantea la vida de sus clérigos reformados (los jesuitas) como un modo
de vida “a la apostólica”. ¿Es eso una tendencia conservadora? Observa
Armstrong que el Islam, tras la devastación producida por las hordas mongoles,
se reconstruye no con el empeño de hacer algo nuevo, sino en el intento de
“recuperar lenta y penosamente lo que habían perdido”. A partir de entonces, se
declara innecesaria la interpretación racional, que permitía dar respuestas a
cuestiones nuevas no imaginadas por el Corán, y se pone el empeño en conservar
la tradición. La innovación pasa a ser un peligro. ¿Volver a las raíces es un
peligro?
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