Para Levinas
ética es filosofía primera. Es novedad en la historia del pensamiento
occidental. Por eso, ni los términos ni las normas de redacción usados hasta
ahora pueden servir para formular algo tan diverso. Así, lectura y comprensión
es ardua: cambia el significado de palabras que nos son familiares y redacta a
modo de oleadas que parecen repetirse sobre la misma playa. La filosofía
anglosajona, sostenida en el rigor y el análisis del lenguaje, no lo estima
como filósofo; quizás, pensador religioso o literato. Otros pensadores
(Husserl, Bergson, Heidegger, Kant, Hegel) son también de difícil lectura y
comprensión. Sin embargo, todos ellos se mantienen en el ámbito de la tradición
occidental de conceptos que dan cuenta de la realidad. Levinas afirma que eso
es violencia. Cambia la pregunta. Cambia el lenguaje. ¿Prescinde de ser
entendido?
viernes, 23 de febrero de 2018
miércoles, 21 de febrero de 2018
Ética y filosofía primera
Es probable
que, desde Descartes, la filosofía occidental gire de modo que la primera tarea
de la misma, la filosofía primera, sea el pensamiento, o, mejor, el
conocimiento. Sólo después de definir qué es conocer, somos capaces de afrontar
qué debemos hacer o qué nos cabe esperar (Kant). Antes de Descartes, más bien
preocupaba qué es la realidad, qué da sustento a lo físico (Metafísica); ya
entrado el periodo del conocimiento, Leibniz lo formuló así: “¿Cómo es que hay
algo cuando muy bien podía no haber nada?”
Enmanuel Levinas pretende otro giro: “La moral no es una rama de la
filosofía, sino la filosofía primera” (Levinas, “Totalidad e infinito”, 1971).
De algún modo, parece que ya no tenemos que buscar “por qué” o “para qué” a la
dimensión ética, sino constatar y mostrar su sentido. ¿No cambia esto el modo
de afrontar nuestra historia?
Historia de sentido
La teología
católica es una ciencia que pretende ser un discurso racional sobre el sentido.
Se elabora a partir de unos hechos. En este caso, unos hechos relatados y
fijados en un texto. El texto, sin embargo, tiene una pretensión sorprendente:
transmitir una opción de sentido (fe), elaborada en una comunidad con historia
y que conoce la historia de Jesús y que cree que ese sentido servirá para toda
la historia humana y para toda historia humana (Moingt, SJ. “El hombre que
venía de Dios”, 1994). La cristología es central en la teología católica. El
teólogo no viene a Jesús pretendiendo averiguar cómo fueron los hechos fehacientes
de su vida. Pero tampoco elabora un mensaje que contradiga a los hechos. Su
interpretación, la que devuelve aquella historia a la historia nuestra, no
puede contradecir la interpretación canónica de la primera generación cristiana.
martes, 20 de febrero de 2018
Dialéctica y crisis
La
dialéctica alemana tiene en Hegel y Marx dos figuras. Ambos hacen una
dialéctica positiva: sufrir y negar para avanzar hacia el bien. Se desarrolla
el Espíritu (Hegel); llega la sociedad igualitaria (Marx). Adorno –ver Farina-
critica este modelo, hijo de la ilustración, que reduce la realidad a los
conceptos de la razón. Así, la realidad desaparece en la razón. Por eso, Adorno
emprende el camino de una dialéctica negativa: “los objetos de conocimiento no
resuelven su esencia” en los conceptos. (¿Es que “la existencia precede a la
esencia”?) Adorno rechaza la “práctica de reducir todos los elementos humanos y
significativos a una serie de relaciones matematizables”. Intuye Adorno que el
dominio sobre la naturaleza es dominio de unas personas sobre otras. Recuerda a
Francisco: la crisis ecológica es la misma que la crisis social: crisis de un
sistema.
domingo, 18 de febrero de 2018
Lo bello en el mundo sufriente
Byung Chul
Han concluye “La salvación de lo bello” (2015) afirmando que es “…la salvación
de lo vinculante”. Se remite a Heidegger que vincula bello con verdad. Se
distancia de la belleza como lo que agrada. Adorno habla de la belleza del
arte: una forma de conocimiento (¿asume a Heidegger?). El arte comprometido no es lo bello, es un
monólogo del autor con un público suyo, como si autor y público no estuvieran
sujetos a la misma crítica del mundo al que pretende denunciar. El arte hace su
función en la dinámica social precisamente “poniendo de manifiesto la
posibilidad de sustraerse a ella”. Si hoy lo estético es lo pulido, lo liso, lo
que agrada, entonces la salvación de lo bello puede estar en “tomarse en serio
el sufrimiento del mundo” (Farina en “Adorno”, 2016) para abrir a la
posibilidad de una verdad que lo afronte (lo vinculante).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)