La
dialéctica alemana tiene en Hegel y Marx dos figuras. Ambos hacen una
dialéctica positiva: sufrir y negar para avanzar hacia el bien. Se desarrolla
el Espíritu (Hegel); llega la sociedad igualitaria (Marx). Adorno –ver Farina-
critica este modelo, hijo de la ilustración, que reduce la realidad a los
conceptos de la razón. Así, la realidad desaparece en la razón. Por eso, Adorno
emprende el camino de una dialéctica negativa: “los objetos de conocimiento no
resuelven su esencia” en los conceptos. (¿Es que “la existencia precede a la
esencia”?) Adorno rechaza la “práctica de reducir todos los elementos humanos y
significativos a una serie de relaciones matematizables”. Intuye Adorno que el
dominio sobre la naturaleza es dominio de unas personas sobre otras. Recuerda a
Francisco: la crisis ecológica es la misma que la crisis social: crisis de un
sistema.
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