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martes, 6 de marzo de 2018

La violencia y lo igual

Ante la violencia de lo igual, surge el terrorismo. Sin entrar en sus motivaciones explícitas (políticas, religiosas), el terrorismo es la contrafuerza destructiva ante “el poder de lo global que todo lo nivela reduciéndolo a lo igual” (Byung-Chul). Ante la pretensión de finalizar la historia (Fukuyama) con la propagación implacable de lo igual con su violencia muchas veces invisible (la democracia liberal y el libre mercado), la muerte aparece como lo único que no se somete a lo igual, al modelo productivo de nuestro neoliberalismo. La muerte finaliza la producción. “La glorificación de la muerte por parte de los terroristas y esa actual histeria con la salud que trata de prolongar la vida como mera vida a cualquier precio se suscitan mutuamente” (Byung-Chul). La negación de lo Otro se niega en la aparición de la Muerte. ¿Qué emoticono es apropiado?

martes, 27 de febrero de 2018

Salvación y mundo

En algunas visiones religiosas, la salvación es el cielo y deserta del mundo. No así en la religiosidad popular: sin finura, ve salvación en curaciones y fortunas en este tiempo nuestro. La teología postconciliar recupera la historicidad del Cristo. Cristo tiene historia y está inmerso en toda historia: la salvación, no puede remitirme a la otra vida. Fukujama, en 1993, ve realizarse la salvación en la continua implantación de la democracia liberal y la economía de mercado. En 1943, en plena guerra, Camus señala: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio” (El mito de Sísifo). Sartre, que no encuentra más respuesta filosófica que el absurdo (El ser y la nada), sin embargo propone un activismo político que ensucia las manos del filósofo. Camus, activista de hecho, no acepta la ingenuidad, son los medios los que justifican el fin.

domingo, 21 de enero de 2018

Cuestión de Temperamento


Insiste Eagleton en que optimismo no es amigo de la esperanza (“Esperanza sin optimismo”, 2015).  Karl Marx no era optimista y, sin embargo, creía que el mundo acabaría por mejorar –en su visión, la mejora es la sociedad comunista, fruto de la lucha y la revolución del proletariado-. El Cristo de los Evangelios canónicos no es optimista, su visión del Reino de Dios convive con los dolores de parto del mundo (visión paulina), donde la violencia y la cruz forman parte del camino. El optimismo social sirve para generar estabilidad política y aumentar el consumo. Por eso, Fukujama, que sí es optimista: entiende que la historia por venir es sólo una ampliación nada novedosa de lo ya conseguido con la caída del muro de Berlín: la expansión tranquila de la democracia y la economía de mercado. “Es cuestión de temperamento, no de realidad”, concluye Eagleton.