El amor es política. En términos católicos: la política es forma
relevante de la caridad. Su complejidad asusta y provoca huidas a lo social de
muchas personas llenas de energía política (amor). Badiou (“Elogio del amor”,
2009) apunta que el amor es político cuando muestra “su dimensión asocial, su
costado salvaje, su atracción por la diferencia”. Y concluye: “Por esto, defender el amor en lo
que tiene de transgresor y heterogéneo respecto de la ley es una tarea de este
momento histórico”. Se opone a lo
indentitario, al nacionalismo y al argumento de los míos. Sorprende que una
religión como la cristiana, la del amor, se haya sido respaldo de los nacionalismos
(nacional-catolicismo español y otros evidentes). Francisco alienta al
compromiso político desde el amor, con una máxima: la crisis es crisis del amor
(la ecológica, la social, la política, la económica).
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