domingo, 29 de abril de 2018

Resistencia a la pura antropología

“No serviré más a un señor que se me puede morir”, se atribuye a Borja al contemplar el cadáver de la emperatriz Isabel. No es alarde de ego. También el “yo” muere. Ni espiritualismo, porque tiene una tarea en esta historia. Apuesta por el Otro. A duras penas, solo una parte de la teología consigue oponerse al giro copernicano que hace del pensamiento antropología. Kant formula así: “Qué podemos conocer. Qué debemos hacer. Qué nos cabe esperar. En resumen, qué es el hombre”. Al observar la entrada en Jerusalén de aquel nazareno, sobre un pollino –referencia davídica-, podemos imaginar un cristianismo que no formula su pensar desde la pura antropología. Levinas –de tradición judía- también lo apunta: pensar es reconocer la otredad. También con mayúscula: en su diferencia y en su misterio. Ahí solo cabe la responsabilidad.

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