Cuenta con detalle Feyerabend su participación en el Reich. Lo hace en “Perdiendo el tiempo” (1994). El título parodia su apellido que, significa en alemán, estar de balde. Es consciente de lo lejos que están sus recuerdos del modo en que la sociedad vienesa conmemora la anexión hitleriana tras medio siglo. Con experiencias familiares y escolares muestra que la inmensa mayoría vivió aquel momento como liberación, no como ocupación. Incluye a personas de toda condición y a no pocos militantes de izquierda. Habla de su propia evolución. No entiende muy bien cómo aquel joven que flirteó con la estética de la SS llegó a ser profesor en California. Con reproche observa a los historiadores actuales describir el evento y el personaje, Hitler, lejos de los parámetros con los que se vivió. Señala dos características que unen al joven guerrero nazi con el profesor que escribiera “Contra el método”: la pasión por retomar y extremar todas las opciones y la sensación de juego que aparece en todos sus comportamientos y escritos. Le distancia, sin embargo, la certeza que tiene el profesor adulto de haber sido verdaderamente amado.
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