Quizás la metafísica solo es posible si hay verbo ser. Sin la
pregunta por el ser, no hay filosofía. La lengua griega es cooperante necesaria
para el pensamiento occidental. La teología como reflexión racional sobre la fe
necesita no sólo de la historia narrativa de Jesús, el Cristo, sino también de
la cultura griega y su filosofía. Sin Platón, no es posible Agustín; sin
Aristóteles, no es posible Tomás. Dyson (“El científico rebelde”, 2006)
contrapone la conferencia de Feynman (1963) con la de Polkinghorne (1996): el
primero aprecia la religión sin la arquitectura de la razón. El segundo aprecia
el esfuerzo teológico que adecua la fe al mundo del siglo XX. El primero no
necesita indagar en la naturaleza del Cristo para confirmar su impulso
libertador. El segundo siente que la razón científica y teológica son la
liberación que trae aquel judío marginal.
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