De Platón a Foucault va “Temperamentos filosóficos”. Tras
los dos clásicos griegos, aborda a Agustín. Después: el Renacimiento. Nada por
medio. Todo lo pensado durante la Edad Media, que venera a Aristóteles (“el
filósofo”), no es temperamento filosófico –para Sloterdijk-. Para el autor de
“Temperamentos filosóficos”, el de Hipona degrada el amor como recuerdo de lo
bello y lo bueno (Platón) al ver un humano mancillado por herida incurable. No
hay ascenso mediante el pensar hacia la Verdad/Bondad. Queda la gracia
otorgada. Concluye que la razón agustiniana conduce “a la catástrofe cristiana
de la filosofía”. Si Dios está por medio, ya no hay filosofía y el amor no
salva. El esfuerzo del pensamiento sólo es filosofía si prescinde del intento
de tematizar la trascendencia. Catástrofe es la añoranza de lo absolutamente
Otro.
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