En El País (5-X-2011), al presentar el coloquio sobre el
pensar político de Milosz, se cita a Azar Nafisi: “El fundamentalismo ha
secuestrado a la religión”. Así, la religión no es por sí fundamentalista, ni
el fundamentalismo es por sí religioso. Indaga en los orígenes de la
modernidad, Armstrong, para mostrar la raíz del fundamentalismo: es una
reacción moderna frente a lo moderno. Su primer capítulo, sobre la modernidad
judía, muestra que, aunque anticipan la modernidad, los judíos sufren “la experiencia
dolorosa con la sociedad agresivamente modernizadora de Europa”. La crisis del
judaísmo tradicional los lleva desde el laicismo al pluralismo… y a la
privatización de la fe. Sin embargo, la mayoría judía evolucionó y se mostró
capaz de “dar con nuevas soluciones, algunas de las cuales parecían
escandalosas en la búsqueda de algo nuevo”. ¿No nos refleja?
No hay comentarios:
Publicar un comentario