“Panta rei” (todo se mueve) afirma Heráclito y Machado, a
comienzos del siglo XX lo poetiza: “…se hace camino al andar y, al volver la
vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Más tarde, León
Felipe le da otro tono: “…pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
siempre ligero”. Foucault culmina la pérdida de suelo incluso de nuestras más
grandes palabras al afirmar que el ser humano se disolverá como lo hace un
rostro dibujado en la arena de una playa. “El mundo comenzó sin el hombre y
acabará sin él”, dice Levy-Strauss anticipando al autor de “Las palabras y las
cosas”. Colabora Derridá con su deconstrucción (de la que, quizás por
concesión, quiere liberar a la “justicia”). Rorty, no sin cierta ironía, señala
la contingencia del yo y propone entender la filosofía como conversación (el
mundo de la opinión).
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