En un campo de exterminio, Frankl apuesta por el sentido. Asegura que es
el sentido lo que le salva. Si seguimos la pista del Sísifo de Camus, es la
construcción del sentido lo que le salva: “No se descubre lo absurdo sin
sentirse tentado a escribir un manual de la felicidad”. Pero ambos, Camus y
Frankl son de un mundo de piedra y barro, donde el asesinato es visible y la
enfermedad no se oculta en las plantas de paliativos hospitalarios.
Probablemente en la liquidez de la vida actual, una instalación en la
inmanencia puede ser tranquila, plácida, mientras la realidad virtual quita
densidad a la realidad real. El “sinsentido” se confunde con “me-gusta” de
Facebook (Byung-Chul Han). Camus insiste: “Toda la alegría silenciosa de Sísifo
consiste en eso. Su destino le pertenece”.
Los estructuralismos lo disuelven: todo nos pasa, de nada somos sujetos
activos.
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