martes, 9 de abril de 2019

La carrera por el podio


En 1939, Hitler invade Polonia. La guerra impuso su lógica y los científicos quedan en sus bandos. Dyson (“El científico…”, 2006) afirma que se pierde la oportunidad de un diálogo sobre límites éticos de la visión nuclear. La discusión versa sobre el podio del descubrimiento lo que abre paso a Hiroshima. Contrapone el ejemplo de los biólogos (¿biólogas hubo?) que, en 1975, tras el descubrimiento del ADN, organizan un congreso en Asilomar para proponer las normas éticas de la investigación. No pasa lo mismo con Openheimer o Heissemberg. En Los Álamos desarrollan una carrera contra la física alemana que continúa incluso después de la victoria. Sólo un hombre, Roblat (polaco), abandona el proyecto. Muere con el Nobel de la Paz. Pero ya tenemos Hiroshiama y Nagazaki y tantas ojivas nucleares como para borrar la vida de la faz de la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario