Quizás se
puede decir muy sintéticamente que lo que Moingt SJ plantea es que la historia
del Cristo tiene futuro porque todavía tiene un trabajo que hacer en esta
historia. Un trabajo que ya se hace en plural. En ese ámbito de fe, Cristo
sigue trabajando en lo que hace la comunidad creyente y también en lo que el
Espíritu hace dentro y fuera de esa comunidad. Creer es, en realidad, hacer:
participar en la actividad liberadora del Cristo. Y esa es la esperanza: “Que
pueda darse a la historia un porvenir absolutamente nuevo”. Lejos de Sísifo que
repite su historia. Lejos de la pura dialéctica que llama nuevo al resultado
del choque entre lo que ya hay. Eso que se llama en términos cristianos Reino
de Dios no se construye sobre la ruina de las esperanzas humanas, sino que se
añade como don (como gracia). Ernst Bloch lo llamará “principio esperanza”.
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