jueves, 18 de enero de 2018

Esperanza y estadísticas

La generación literaria de la Postguerra ve en nuestras ciudades cementerios organizados: “Madrid es una ciudad de  más de millón y medio de cadáveres (según las últimas estadísticas)”, canta el autor de “Hijos de la ira” (Dámaso, 1945). Esos cuerpos son, en perspectiva de Unamuno (padre de todas las preguerras), “también de barro”, como las paredes de cualquier cementerio. Frankl, arrastrándose helado por los campos de Auschwitz sobrevive y crece contemplando fugaz el rostro amado: “Sólo el amor nos salva”, exclama. Joseph Moingt SJ afirma la historicidad actual del Cristo porque tiene una tarea pendiente, inacabada. Esta tarea es la liberación. No es el optimismo el padre de la esperanza. Hay en esa palabra algo de pura innovación inesperada, capaz de hacer de nuestras ciudades algo más que los datos de las últimas estadísticas.

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