El marxismo intelectualizado de los años 20 es para el profesor
Horkheimer (Wiggershaus, 1986) un camino a ninguna parte: desalienta cualquier
revolución. Constata que las masas ya no son revolucionarias. De hecho, el
Instituto de Investigación Social ya no se centra en la historia del movimiento
obrero, sino en la búsqueda de una teoría de la sociedad. Horkheimer, en su
despacho de director, da lugar preferente al retrato de Schopenhauer. Pretende
que la salvación del marxismo pasa por su vinculación a las ciencias sociales
(interdisciplinariedad) y a la pasión. El 30 de enero de 1933, Hitler pasa a
ser canciller del Reich con el nombramiento de Hildemburg. El Instituto de
Investigación Social de Frankfurt, germen de la Escuela, debe emigrar a
Ginebra, donde ya está una subsede en previsión de los acontecimientos que
finalmente sucedieron.
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