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lunes, 17 de junio de 2019

Cambios en la comunicación

Brey (“La sociedad de la ignorancia y...”, 2009) cita a Watson (en The Guardian en 2005) para que sospechemos del valor del tiempo en que vivimos. Para Watson 1808, 1908 o 2008 son básicamente iguales. Tienen la misma estatura histórica para la humanidad. Brey nos examina desde dos parámetros de innovación: la capacidad de intervenir en el medio (la aparición de herramientas, las innovaciones del neolítico, la agricultura y la industrialización) y la capacidad de comunicarnos (el lenguaje, la invención de la escritura, la imprenta y los demás medios de masas). La comunicación tiene dos esquemas: la comunicación persona a persona, bilateral, el de la conversación hablada o el intercambio de mensajes escritos (correos) o sonoros (teléfono), y la comunicación unidireccional que aparece en el epistolario para comunidades, los libros, la radio o la televisión. Nuestro tiempo es nuevo porque introduce un nuevo modo de comunicación: el de caca cual con cada cual y, a la vez, el de la mutitud con la multitud.

jueves, 6 de junio de 2019

Información y sabiduría

Cuando nos situamos ante procesos de selección de personas vemos que, con cada vez más frecuencia, más que el especialista hipercompetente en su materia, buscamos personas capaces de vivir con entrega, fidelidad, capacidad de innovación y discernimiento. Asegura Brey (“La sociedad de la ignorancia”, 2009) que la especialización es la reacción defensiva ante la desmesura de la comunicación. En el mismo libro, Mayos dice: “estamos inmersos por lo que respecta al conocimiento en un inmenso proceso malthusiano: con las crecientes interrelaciones que genera la globalización e internet, el crecimiento hiperbólico en la información disponible es muy superior al de la capacidad de los individuos para procesar dicha información”. El especialista aporta en su campo, pero cada vez muestra más lo que no sabemos. Sin embargo, la persona sabia, consciente de la desmesura de la ignorancia, nos lleva por los senderos de la poesía y la crítica, camina en la incertidumbre, se refuerza en la sospecha. No olvidamos que vivimos en un puntito azul pálido.

martes, 13 de noviembre de 2018

La sociedad del conocimiento

Como primera hipótesis, la sociedad del conocimiento (Drucker en 1969) es una estrategia de encubrimiento: oculta una globalización desbocada en la que el empobrecimiento, la deslocalización y el “precariado” se imponen. Como segunda hipótesis, la sociedad del conocimiento es un paso ulterior del capitalismo que incorpora el conocimiento como factor de producción (además de la tierra, el trabajo y el capital). Por eso, los currículos actuales evalúan competencias. Como tercera hipótesis, la sociedad del conocimiento es una formulación esperanzada del futuro de la humanidad: “el uso masivo de la tecnología y un incremento sustancial de la eficiencia productiva” podrían servir para una sociedad más justa donde ser más felices. Antoni Brey nos introduce en esta temática en “La sociedad de la ignorancia” (2009). El título toma ya partido

lunes, 12 de noviembre de 2018

El momento ombligo

Quien a comienzos del siglo pienza que Lady Di es una de las personas más relevantes de la historia del Reino Unido es fruta de una época que se mira el ombligo. En conversaciones de salón, siempre hay alguien que asegura que vivimos tiempos difíciles. Probablemente nunca hubo un periodo de la historia que sus protagonistas no vivieran como tiempos difíciles. Con una reflexión similar introduce Daniel Brey el libro de ensayos “La sociedad de la ignorancia” (2009). Sin embargo, atendiendo a la transformación que nuestra capacidad comunicativa vive desde la incorporación acelerada de internet y los dispositivos móviles, Brey afirma que vivimos un cambio diferente que afecta a nuestra capacidad de conocer y de comunicar lo que conocemos. A ese cambio atribuye que nuestro tiempo puede recibir el nombre de sociedad de la ignorancia.