Sin capacidad contemplativa, cansados de caminar,
corremos. La carrera no es una respuesta contemplativa que rompa de forma
creativa la lógica de la caminata, sencillamente, acelera el proceso (Byung
Chul Han, “La sociedad del cansancio”, 2010). Nuestro entorno cambia a enorme
velocidad. No hay un mandato externo, nadie que imponga un ritmo. Ya no vivimos
en un tiempo disciplinario. El liberalismo se reforzó en Mayo del 68 y caducó
las normas, los valores culturales y las tradiciones. Quedó libre, disponible
para que todo sujeto lo internalice. Hoy todo fluye (Bauman) y en su fluir descubrimos
que podemos quedar obsoletos. Primamos el cambio. Ya no es necesaria la orden
externa. Cada uno se autoperfecciona, cada uno se autoexplota. Dejamos de
caminar y comenzamos a correr. Pretendemos atrapar el tiempo con nuestra
carrera.
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