domingo, 29 de julio de 2018

Vanidad


Que el mundo es cosmos (orden) y no caos viene de Grecia (verdad es que cierta tradición bíblica colabora: al principio era un caos, pero el Espíritu aleteaba sobre las aguas). Los griegos y su orden, sin embargo, tienen a Dionisos, que apunta hacia el gozo y el éxtasis, pero también a contradicción y desorden. Nietzsche ve en esta divinidad helena la mejor versión de lo real, lejos de la metafísica y el idealismo alemán. La verdad es que somos nada. Nietzsche asume la conclusión de la tragedia griega (“…un ayer que pasó”, dice la Biblia). Levi-Strauss se vive como inventario contingente de instituciones que han de desaparecer y para las que no quedará siguiera un sujeto de memoria, un arqueólogo de rescate: el mundo comenzó sin el hombre y acabará sin él. Solo borrachos podemos aceptar la verdad. Vanidad de vanidades, todo vanidad.

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