Al parecer, Judith Harris, escribió en 1992 su libro “El mito de la educación” para decir lo contrario de lo que pensaban muchas escuelas psicológicas de la época: que en el carácter de una niña, de un niño, apenas tiene nada que decir la educación familiar. Aunque en no pocos entornos educativos (colegios, escuelas, claustros) se apunta siempre a que lo que la chica o el chico trae “de casa” es decisivo, la experiencia nos dice que lo que de casa viene no es precisamente lo que el padre o la madre han pretendido. Más todavía: ni siquiera es la consecuencia lógica de los aciertos o errores educativos de los padres. La educación familiar sería, para Judith Harris ,mucho menos relevante que la influencia del “entorno”. En términos de refranero africano: “Educa la tribu”. Pero en la actualidad mediática, la tribu parece ser el enjambre (Byung-Chul Hang).
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