En el “Diccionario de
Espiritualidad” (2007), Adolfo Chércoles propone la voz “Conocimiento interno”.
Se trata de un concepto que aparece en los Ejercicios Espirituales de Loyola
con algunas características. Para empezar, es el resultado de una petición
(reconoce los límites) pero encomienda una tarea (contemplar, repetir, pasar
los sentidos). La tarea se encamina a superar la curiosidad inicial para
internalizar el conocimiento hasta hacerlo verdaderamente disponible. De este
modo, el conocimiento interno no es un sentimiento, pero tampoco una pura
construcción intelectual. Apunta a la estructura de la propia sensibilidad –en
espiritualidad cristiana, al seguimiento del modo de conocer del Cristo-. Se
sintetiza en aquella frase de Loyola: “No el mucho saber harta y satisface el
ánima, sino el sentir y gustar de las cosas internamente”.
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