Rorty, hijo de activistas de izquierda, escribe de solidaridad en “Contingencia, ironía y solidaridad” (1992). Con 61 años. Deja la perspectiva comunitarista porque no quiere la explicitación de motivaciones éticas personales en la cosa pública. Toma partido por Rawls y su liberalismo formal; Rorty lo historiza: la democracia no tiene que preguntarse por qué es mejor (fundamentos) sino qué la mejora (conversaciones). Rorty es coherente con su discurso: tras la muerte de Dios y de la metafísica, el final de la filosofía: deja atrás toda pretensión de un discurso fundado en favor de vocabularios y palabras que se filtran de lo privado a lo público sin mayor pretensión fundante: del ensayo a la novela. Invita a que tomemos nuestro discurso serio un poco más a la ligera, pero sin dejar de actuar. A eso llama ironía.
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