El siglo V a.C. cuenta con la intervención de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. En el siglo XX, Marx, Groucho, parece situarse en esa dirección: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”. En 1962, se publica “Cómo hacer cosas con palabras”, de J.Austin, padre de la lingüística pragmática: no parece que haya mucha distancia entre el ser y el enunciar, todo deviene lenguaje. En el 66, Foucault da a luz “Las palabras y las cosas”: El giro lingüístico deconstruye el saber y tiene raíces profundas que afectan toda filosofía en el siglo XX. En 1982, Rorty escribe “Consecuencias del pragmatismo”. El racionalismo ilustrado, tras sustituir la verdad religiosa, pretende una verdad igualmente estable, recibe ahora su propia medicina, el fin de la epistemología: de la investigación pasamos a la pura conversación. Palabras.
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