Nuestra historia es un invento reciente. Podemos situar su nacimiento cuando el genio de la razón humana desplaza a Dios. Entonces, la eternidad pierde su lugar y, empujada por el vacío divino, la historia se abre camino en nuestra cultura. Sigue siendo, en un primer momento, historia de la salvación, pero no es ya un acontecimiento divino, un don, sino el resultado del esfuerzo realizado. Libres del don, toca diseñar el progreso. Byung-Chul Han señala que no importa lo que dura, sino lo que progresa. El tiempo histórico es, pues, una línea que se proyecta hacia el futuro para alcanzarlo lo antes posible: un coche, una casa, la universidad, una subida de sueldo, una victoria deportiva, etc. Todo como resultado, nada como don. Si la historia se acelera, fija su objetivo sin una reflexión que pondera su valor como meta. Va sin ton ni son disparando contra todo lo que se mueve. Loyola insiste en que el agradecimiento es el punto de partida del discernimiento, del servicio y del amor. Nuestro esfuerzo es solo posterior, aunque aparentemente la meta sea el resultado.
La Gratitud debe ser respuesta, a todo cuanto somos y sentimos; es la gran virtud, de la persona humilde y honesta, que sabe ha recibido todo gratis del Creador.
ResponderEliminarDesde que amanece con los primeros destellos del alba, hasta el ocaso del atardecer, el Amor y la Vida, son dos realidades maravillosas y fecundas, que mueven nuestro pensar y sentir, dando sentido y razón a nuestra existencia.
Serían interminables los motivos, por los cuales, debemos agradecer,
al Dios de la Vida y el Amor, todo el bien recibido.
Gratitud, porque nada somos, sin el
"aliento" del Espíritu de Amor, pálpito de nuestro corazón y vida.
Es Promesa e Historia, la nuestra y personal, que vamos perfilando cada día, en el aquí y ahora de nuestra existencia. No dejemos a nadie que "robe" la Esperanza,convirtiendo la Gratitud, en un absurdo vacío, el de perdernos y ocultarnos, tras el denso rastro, que van dejando los "fuegos de artificio";dura su fugaz resplandor tan sólo unos instantes, para después ser "humo".
Nos ha advertido el P. Francisco: ¡Cuidado! Hay mucho "humo" en las palabras, las actitudes y obrar.
Desde la convicción profunda y el agradecimiento, del que sabe que su vida está, en las "manos" amorosas del Padre Bueno, iremos proyectando nuestro obrar y Misión, guíados por la Luz del Espíritu y manteniendo las "brasas encendidas" de nuestro corazón. Hallaremos así, la clara y transparente respuesta, de un buen, sensato y prudente discernimiento.
Luego, el servicio fecundo, será el resultado de aunar voluntades, en torno a Jesús, compartiendo entre todos y todas su Amistad y Amor, en la tarea y Misión encomendada.
Gracias.¡Me apunto!
Miren Josune.